Micosis sistémica: qué es, causas, síntomas y tratamiento

La micosis sistémica es una infección fúngica que afecta no solo la piel o las mucosas, sino órganos internos como los pulmones, el cerebro, el hígado o el sistema nervioso central. A diferencia de las micosis superficiales (como el pie de atleta), estas infecciones pueden ser graves y, en algunos casos, potencialmente mortales, especialmente en personas con el sistema inmunológico comprometido.
Tipos principales de micosis sistémica
Las micosis sistémicas pueden dividirse en dos grupos:
- Endémicas: afectan a personas sanas que viven o viajan a regiones específicas donde el hongo está presente en el ambiente.
- Ejemplos: histoplasmosis, coccidioidomicosis, paracoccidioidomicosis, blastomicosis.
- Oportunistas: afectan sobre todo a personas con sistemas inmunológicos debilitados (pacientes con VIH/SIDA, cáncer, trasplantes, etc.).
- Ejemplos: candidiasis invasiva, aspergilosis, criptococosis, mucormicosis.
Causas
La micosis sistémica es causada por la inhalación de esporas de hongos presentes en el aire, la tierra, los excrementos de aves o el polvo contaminado. Una vez que estas esporas entran al cuerpo (por lo general a través de los pulmones), pueden diseminarse por el torrente sanguíneo y llegar a otros órganos.
Factores de riesgo
- Inmunosupresión (quimioterapia, trasplantes, VIH/SIDA)
- Diabetes mal controlada
- Uso prolongado de antibióticos o corticosteroides
- Hospitalización prolongada o en terapia intensiva
- Procedimientos invasivos (catéteres, ventiladores)
Síntomas
Los síntomas varían según el tipo de hongo y los órganos afectados, pero en general pueden incluir:
- Fiebre persistente
- Tos con o sin sangre
- Dolor torácico
- Dificultad para respirar
- Pérdida de peso
- Fatiga extrema
- Lesiones cutáneas o ulceraciones
- Alteraciones neurológicas (en casos con afectación del sistema nervioso central)
Diagnóstico
El diagnóstico puede ser complejo y requiere estudios de laboratorio como:
- Cultivo de esputo, sangre, médula ósea u otros líquidos corporales
- Pruebas serológicas para detectar anticuerpos o antígenos fúngicos
- Estudios de imagen como radiografías o tomografías
- Biopsias de tejido afectado
Un diagnóstico temprano es clave para evitar complicaciones graves.
Tratamiento
El tratamiento se basa en el uso de antifúngicos sistémicos, entre los cuales destacan:
- Anfotericina B (para casos severos)
- Azoles como fluconazol, itraconazol, voriconazol o posaconazol
- Equinocandinas como caspofungina o micafungina (en algunas candidiasis)
La duración del tratamiento puede ir de varias semanas a meses, y en pacientes inmunodeprimidos puede requerirse terapia de mantenimiento prolongada.
Pronóstico
El pronóstico depende del estado de salud general del paciente, el hongo causante y la rapidez con que se inicie el tratamiento. En personas con inmunodeficiencias graves, el riesgo de complicaciones o muerte es alto si no se actúa con rapidez.
Prevención
En personas de alto riesgo se puede reducir la exposición evitando zonas con mucho polvo o excremento de aves, utilizando mascarillas en ambientes contaminados y, en algunos casos, recibiendo antifúngicos profilácticos bajo indicación médica.
Las micosis sistémicas representan un reto importante para la salud pública, sobre todo por su alta mortalidad en pacientes inmunosuprimidos. Por eso, el reconocimiento temprano de los síntomas y el acceso a un tratamiento especializado son fundamentales.