Cáncer de mama

El cáncer de mama es una enfermedad en la que las células de la mama comienzan a crecer de forma descontrolada. Puede afectar tanto a mujeres como a hombres, aunque es mucho más frecuente en mujeres.
Existen varios tipos de cáncer de mama, pero los más comunes son el carcinoma ductal infiltrante, que se origina en los conductos mamarios, y el carcinoma lobulillar infiltrante, que comienza en los lóbulos donde se produce la leche.
Entre los factores de riesgo se encuentran la edad avanzada, antecedentes familiares de cáncer de mama, mutaciones genéticas (como BRCA1 y BRCA2), exposición prolongada a estrógenos, obesidad, consumo de alcohol, inicio temprano de la menstruación o menopausia tardía. Sin embargo, también puede aparecer en personas sin factores de riesgo evidentes.
Los síntomas más comunes incluyen un bulto o masa en la mama, cambios en la forma o tamaño, secreción anormal por el pezón, cambios en la piel como enrojecimiento, engrosamiento o retracción del pezón. No todos los bultos son cancerosos, pero deben ser evaluados por un profesional de salud.
El diagnóstico se realiza mediante exploración clínica, estudios por imagen como la mamografía, ecografía o resonancia magnética, y la confirmación se obtiene a través de una biopsia del tejido sospechoso.
El tratamiento depende del tipo y estadio del cáncer, así como de las características del paciente. Las opciones incluyen cirugía (mastectomía o tumorectomía), radioterapia, quimioterapia, hormonoterapia y terapias dirigidas. En muchos casos se utilizan combinaciones de estos tratamientos.
El pronóstico varía según el estadio en el momento del diagnóstico. Cuando se detecta en etapas tempranas, las tasas de supervivencia son muy altas. Por eso, la detección precoz es fundamental.
Las estrategias de detección incluyen la autoexploración mamaria regular, la exploración clínica por parte del médico y la mamografía, que se recomienda generalmente a partir de los 40 o 50 años, dependiendo del país y de los factores de riesgo personales.
Además del tratamiento médico, muchas personas con cáncer de mama requieren apoyo psicológico y acompañamiento emocional durante y después del tratamiento. El impacto físico, emocional y social de la enfermedad puede ser significativo.
La prevención no es siempre posible, pero llevar un estilo de vida saludable, mantener un peso adecuado, evitar el consumo excesivo de alcohol y realizar actividad física regular puede ayudar a reducir el riesgo.
El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte por cáncer en mujeres, pero con los avances en el diagnóstico y tratamiento, cada vez más personas logran superarlo y vivir muchos años con buena calidad de vida. La concientización, la educación y el acceso a servicios de salud adecuados son clave para mejorar los resultados.