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La traqueítis es una inflamación de la tráquea, el tubo que conecta la laringe con los bronquios y permite el paso del aire hacia los pulmones. Aunque puede presentarse por diversas causas, la forma más importante clínicamente es la traqueítis bacteriana, una infección poco común pero potencialmente grave que ocurre con mayor frecuencia en niños, aunque también puede afectar a adultos.

La tráquea está recubierta por una mucosa que normalmente humidifica, filtra y protege las vías respiratorias. Cuando esta mucosa se inflama, se vuelve más gruesa, produce exceso de secreción y puede obstruir parcial o totalmente el tránsito del aire. En la traqueítis bacteriana, la inflamación es intensa y se acompaña de formación de costras o pus dentro de la tráquea, lo que dificulta aún más la respiración.

La causa más frecuente de la traqueítis bacteriana es Staphylococcus aureus, aunque también pueden intervenir bacterias como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae o Moraxella catarrhalis. A menudo aparece después de una infección viral de vías respiratorias, como un resfriado o una laringotraqueobronquitis, que debilita las defensas locales y permite que las bacterias invadan el tejido traqueal.

Los síntomas iniciales pueden parecer un cuadro respiratorio común: tos, fiebre, malestar general y congestión. Sin embargo, a las pocas horas pueden aparecer signos más severos, como dificultad respiratoria, respiración ruidosa (estridor), tos intensa y dolor torácico. La fiebre suele ser alta y persistente. En niños, se puede observar ansiedad, respiración acelerada, retracciones torácicas y voz ronca.

Una característica importante es que, a diferencia del crup, los niños con traqueítis no responden adecuadamente a tratamientos habituales como los esteroides o la adrenalina nebulizada. Esto genera una pista clínica de que la causa es bacteriana y más seria.

El diagnóstico se basa en la historia clínica, la exploración física y, en casos graves, procedimientos como la laringoscopia para observar directamente la tráquea. Las radiografías de cuello pueden mostrar estrechamiento irregular de la luz traqueal, y una radiografía de tórax ayuda a descartar otras complicaciones.

El tratamiento debe iniciarse de inmediato. Casi siempre requiere hospitalización, especialmente en niños, para vigilar la vía aérea y evitar la obstrucción. Se indican antibióticos intravenosos de amplio espectro dirigidos contra los patógenos más frecuentes. También puede ser necesario aspirar secreciones, administrar oxígeno o incluso colocar un tubo endotraqueal si la vía aérea está amenazada. La hidratación, control de la fiebre y vigilancia continua son fundamentales.

Si no se trata oportunamente, la traqueítis puede causar complicaciones graves como insuficiencia respiratoria, neumonía, sepsis o formación de abscesos. Sin embargo, con tratamiento adecuado, la mayoría de las personas se recuperan sin secuelas.

La prevención incluye medidas generales para reducir infecciones respiratorias: vacunación contra influenza y Haemophilus influenzae tipo b, higiene de manos, evitar el humo de cigarro y atender adecuadamente las infecciones virales previas.

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