Cáncer de útero: Qué es, síntomas y tratamiento

El cáncer de útero es una enfermedad en la que se forman células malignas en el revestimiento del útero, especialmente en la capa interna llamada endometrio. Es una de las formas más comunes de cáncer ginecológico, particularmente en mujeres posmenopáusicas, aunque también puede presentarse en mujeres más jóvenes.
Existen dos tipos principales:
- Cáncer de endometrio: Es el tipo más frecuente y se desarrolla en el revestimiento interno del útero. Suele detectarse en etapas tempranas gracias a síntomas evidentes como el sangrado anormal.
- Sarcoma uterino: Es menos común pero más agresivo. Se origina en el músculo o en los tejidos del útero y puede ser más difícil de detectar a tiempo.
Entre los síntomas más comunes del cáncer de útero se encuentran:
- Sangrado vaginal anormal, especialmente después de la menopausia o entre periodos menstruales.
- Flujo vaginal acuoso, con olor o color inusual.
- Dolor pélvico o en la parte baja del abdomen.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
- Pérdida de peso inexplicada o fatiga persistente en etapas avanzadas.
El diagnóstico temprano es fundamental. Se puede detectar mediante:
- Ecografía transvaginal.
- Biopsia del endometrio.
- Histeroscopía (exploración del interior del útero).
- Estudios por imágenes (como tomografías o resonancias) en casos más avanzados.
El tratamiento varía según el tipo de cáncer, su etapa y la salud general de la paciente. Puede incluir:
- Cirugía: Generalmente se realiza una histerectomía, que consiste en la extirpación del útero, y en algunos casos también de los ovarios y las trompas de Falopio.
- Radioterapia: Se utiliza para eliminar células cancerosas remanentes o reducir el tamaño del tumor.
- Quimioterapia: Empleada en casos avanzados o cuando hay riesgo de que el cáncer se haya diseminado.
- Terapias hormonales: En cánceres que responden a las hormonas, se puede usar medicación para bloquear los efectos del estrógeno.
La tasa de curación es alta cuando el cáncer se detecta en sus primeras etapas, por lo que es fundamental no ignorar los síntomas y acudir al médico ante cualquier señal de alerta. El seguimiento médico, el apoyo emocional y una red de acompañamiento cercana son elementos clave durante el tratamiento y recuperación.