Diabetes tipo 1

La diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad crónica de origen autoinmune que se caracteriza por la destrucción de las células beta del páncreas, encargadas de producir insulina. Como consecuencia, el organismo pierde la capacidad de generar esta hormona, indispensable para que la glucosa pueda entrar en las células y transformarse en energía.
A diferencia de la diabetes tipo 2, que suele estar relacionada con factores de estilo de vida, la tipo 1 se presenta generalmente en la infancia, adolescencia o en adultos jóvenes, aunque puede manifestarse a cualquier edad. Su desarrollo no está ligado a la obesidad ni a malos hábitos alimenticios, sino a una reacción inmunitaria en la que el propio sistema de defensa ataca erróneamente al páncreas.
Entre los síntomas más comunes destacan la sed excesiva (polidipsia), el aumento en la frecuencia urinaria (poliuria), el aumento del apetito (polifagia) y la pérdida de peso inexplicable. También puede presentarse cansancio, visión borrosa, infecciones frecuentes y, en casos graves, la aparición de cetoacidosis diabética, una complicación que pone en riesgo la vida.
El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre que confirman niveles elevados de glucosa y la presencia de autoanticuerpos específicos. Una vez confirmado, el tratamiento principal es la administración de insulina de por vida, ya sea mediante inyecciones o bombas de insulina. A esto se suma el monitoreo constante de la glucosa, una alimentación balanceada, actividad física regular y educación en el autocuidado.
Aunque actualmente no existe cura, el avance en terapias de insulina, tecnologías como los sensores continuos de glucosa y las investigaciones en trasplante de células beta ofrecen esperanza para mejorar la calidad de vida y el control de la enfermedad.