Hipotensión Ortostática

La hipotensión ortostática, también conocida como hipotensión postural, es una forma de presión arterial baja que ocurre cuando una persona se pone de pie después de estar sentada o acostada. Se define clínicamente como una disminución de al menos 20 mmHg en la presión arterial sistólica o de al menos 10 mmHg en la presión diastólica dentro de los primeros tres minutos tras ponerse de pie.
Esta condición se produce por una respuesta inadecuada del sistema nervioso autónomo al cambio de posición. En una persona sana, al ponerse de pie, el cuerpo activa mecanismos reflejos que contraen los vasos sanguíneos y aumentan la frecuencia cardíaca para mantener un flujo sanguíneo adecuado al cerebro. En la hipotensión ortostática, esta compensación falla, provocando una caída de presión y síntomas asociados.
Los síntomas más comunes incluyen mareo, visión borrosa, debilidad, fatiga, sensación de desmayo e incluso síncope (pérdida de conciencia breve). Estos síntomas suelen desaparecer al sentarse o recostarse nuevamente.
Las causas pueden ser diversas. Algunas incluyen deshidratación, pérdida de sangre, anemia, enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson o la atrofia multisistémica, ciertos medicamentos (como antihipertensivos, diuréticos, antidepresivos), consumo excesivo de alcohol, reposo prolongado en cama y trastornos endocrinos como la insuficiencia suprarrenal o la diabetes mellitus con neuropatía autonómica.
El diagnóstico se basa en la medición de la presión arterial en decúbito y de pie, además de la historia clínica y la revisión de medicamentos. En algunos casos, se puede realizar una prueba de mesa basculante (tilt test) para observar la respuesta cardiovascular al cambio de posición.
El tratamiento depende de la causa subyacente. Las medidas generales incluyen aumentar la ingesta de líquidos y sal (si no hay contraindicaciones), levantarse lentamente, usar medias de compresión para mejorar el retorno venoso y evitar situaciones desencadenantes como comidas pesadas o exposición prolongada al calor. En casos más severos, pueden indicarse medicamentos como la fludrocortisona o la midodrina para ayudar a elevar la presión arterial.
La hipotensión ortostática puede afectar la calidad de vida y aumentar el riesgo de caídas, especialmente en adultos mayores. El reconocimiento temprano y el manejo adecuado son esenciales para prevenir complicaciones y mejorar el bienestar del paciente.