Osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad ósea crónica que se caracteriza por la disminución de la densidad y calidad del hueso, lo que lo vuelve más frágil y propenso a fracturas. Se produce cuando la pérdida de tejido óseo supera su formación, alterando la estructura interna del hueso.
Es una condición común, especialmente en mujeres después de la menopausia, debido a la disminución en los niveles de estrógenos, pero también puede afectar a hombres y a personas jóvenes con factores de riesgo.
En sus primeras etapas, la osteoporosis no presenta síntomas. Por eso se le conoce como una enfermedad “silenciosa”. El primer signo puede ser una fractura ante un golpe leve, especialmente en caderas, muñecas o vértebras. Con el tiempo, pueden presentarse dolor de espalda, pérdida de estatura o postura encorvada por fracturas vertebrales.
El diagnóstico se realiza mediante una densitometría ósea, que mide la densidad mineral ósea y permite detectar pérdida ósea antes de que ocurran fracturas. También pueden utilizarse análisis de sangre para descartar otras causas de pérdida ósea.
Los principales factores de riesgo son la edad avanzada, el sexo femenino, antecedentes familiares de osteoporosis, bajo peso corporal, inactividad física, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, dieta baja en calcio y vitamina D, y el uso prolongado de ciertos medicamentos como corticosteroides.
El tratamiento se basa en prevenir fracturas y fortalecer los huesos. Incluye cambios en el estilo de vida como una dieta rica en calcio y vitamina D, ejercicio regular de resistencia y equilibrio, y evitar el consumo de tabaco y alcohol.
En casos moderados o graves, el médico puede indicar medicamentos específicos como bifosfonatos, denosumab, teriparatida o raloxifeno, según las características del paciente. También es fundamental prevenir caídas, especialmente en personas mayores.
La osteoporosis no tiene cura, pero puede controlarse y tratarse eficazmente para evitar complicaciones. La prevención desde una edad temprana, con buena nutrición, actividad física y control de factores de riesgo, es clave para mantener una buena salud ósea a lo largo de la vida.