Varicela
La varicela es una enfermedad infectocontagiosa causada por el virus varicela-zóster (VVZ), un miembro de la familia de los herpesvirus. Se caracteriza principalmente por fiebre y un exantema (erupción) vesicular muy distintivo. Aunque suele ser leve en la infancia, puede complicarse en adolescentes, adultos y personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Causa
El agente causal es el virus varicela-zóster. Es un virus altamente contagioso que se transmite por vía aérea a través de gotitas respiratorias, o por contacto directo con las lesiones de la piel de una persona infectada.
Periodo de incubación
Generalmente dura entre 10 y 21 días desde la exposición al virus hasta la aparición de síntomas.
Cómo se contagia
La contagiosidad inicia aproximadamente uno o dos días antes de que aparezca la erupción y continúa hasta que todas las lesiones se han convertido en costras. Se considera que la varicela es una de las enfermedades más contagiosas que existen.
Síntomas iniciales
Antes de que salgan las lesiones cutáneas, suelen presentarse síntomas generales como:
– Fiebre moderada.
– Malestar general.
– Dolor de cabeza.
– Dolor corporal.
– Pérdida de apetito.
Etapas de la erupción
La erupción de la varicela pasa por tres fases características:
- Máculas (manchas rojas planas).
- Pápulas (elevaciones pequeñas).
- Vesículas (ampollitas llenas de líquido).
Después, las vesículas se rompen y forman costras. Estas etapas suelen coexistir al mismo tiempo, lo que es una característica distintiva.
La erupción suele iniciar en el tronco y la cara, y luego extenderse al resto del cuerpo. También puede aparecer en mucosas, como la boca.
Picazón
Es uno de los síntomas más molestos. Rascarse puede provocar infección bacteriana secundaria, dejando cicatrices o marcas permanentes.
Complicaciones
La mayoría de los niños sanos se recuperan sin problemas, pero existen complicaciones posibles:
– Infecciones bacterianas de la piel.
– Neumonía viral.
– Encefalitis.
– Hepatitis.
– Síndrome de Reye (si se usa aspirina).
En adultos embarazadas o personas inmunocomprometidas, la enfermedad puede ser más severa.
Inmunidad
Después de padecerla una vez, la mayoría de las personas quedan inmunes de por vida. Sin embargo, el virus permanece latente en los nervios y puede reactivarse en la edad adulta como herpes zóster.
Diagnóstico
Generalmente clínico, basado en la apariencia típica de la erupción. Solo en casos atípicos se solicitan pruebas de laboratorio.
Tratamiento
Es sobre todo sintomático:
– Paracetamol para la fiebre.
– Lociones calmantes como calamina.
– Antihistamínicos para la picazón.
– Mantener las uñas cortas para evitar lesiones por rascado.
– Baños con avena o agua tibia para aliviar el prurito.
Los antivirales (como aciclovir) se reservan para casos moderados o graves, o para grupos de riesgo, y funcionan mejor si se inician dentro de las primeras 24 horas de la erupción.
Prevención
La vacuna contra la varicela es altamente efectiva. Se administra en dos dosis en la infancia y reduce notablemente la probabilidad de enfermar y de presentar complicaciones.
