Hipertensión arterial: explicación médica completa
La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica caracterizada por la elevación persistente de la presión arterial por encima de los valores considerados normales. Es uno de los principales factores de riesgo para enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y renal, y constituye un problema de salud pública a nivel mundial.
Definición
Se considera hipertensión arterial cuando la presión sanguínea se mantiene de forma persistente en valores iguales o superiores a:
- Presión sistólica: 140 mmHg
- Presión diastólica: 90 mmHg
Estas cifras pueden variar ligeramente según guías específicas, pero este umbral es ampliamente aceptado en la práctica clínica general y en Latinoamérica.
Clasificación
1. Hipertensión primaria (esencial)
Representa alrededor del 90-95 % de los casos. No tiene una causa única identificable, sino que resulta de factores genéticos, ambientales y del estilo de vida.
2. Hipertensión secundaria
Aparece como consecuencia de otra enfermedad. Algunas causas son:
- Enfermedad renal crónica.
- Estenosis de la arteria renal.
- Hiperaldosteronismo primario.
- Feocromocitoma.
- Síndrome de Cushing.
- Apnea obstructiva del sueño.
- Uso de fármacos como anticonceptivos orales, AINEs, descongestionantes o esteroides.
Factores de riesgo
- Edad avanzada.
- Obesidad o sobrepeso.
- Tabaquismo.
- Consumo elevado de sal.
- Dieta rica en alimentos ultraprocesados.
- Sedentarismo.
- Estrés crónico.
- Antecedentes familiares de hipertensión.
- Diabetes mellitus.
- Dislipidemia.
Fisiopatología
La hipertensión implica una alteración en los mecanismos que regulan la presión arterial, principalmente:
- Aumento del gasto cardíaco.
- Aumento de la resistencia vascular periférica.
Estos procesos pueden estar influenciados por disfunción endotelial, hiperactividad del sistema nervioso simpático, alteraciones renales del manejo del sodio y activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona.
Manifestaciones clínicas
La hipertensión arterial suele ser asintomática durante muchos años, lo que motiva su denominación como “asesina silenciosa”.
Cuando presenta síntomas, pueden incluir:
- Cefalea occipital.
- Zumbido de oídos.
- Mareo o inestabilidad.
- Visión borrosa.
- Palpitaciones.
- Epistaxis.
Los síntomas suelen aparecer en casos de hipertensión severa o mal controlada.
Complicaciones
La falta de tratamiento adecuado puede provocar daño a órgano blanco, entre ellos:
1. Sistema cardiovascular
- Infarto agudo al miocardio.
- Enfermedad arterial coronaria.
- Insuficiencia cardíaca.
- Hipertrofia ventricular izquierda.
- Aneurisma de aorta.
2. Sistema nervioso central
- Accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico.
- Deterioro cognitivo progresivo.
3. Riñones
- Enfermedad renal crónica.
- Nefroesclerosis hipertensiva.
4. Ojos
- Retinopatía hipertensiva, que puede afectar la visión.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la medición adecuada y repetida de la presión arterial.
1. Medición clínica
- Mínimo dos mediciones en al menos dos consultas diferentes.
- Uso de técnica correcta: paciente sentado, reposo previo, brazalete adecuado al brazo.
2. Métodos complementarios
- Monitoreo ambulatorio de 24 horas (MAPA) o monitoreo domiciliario para confirmar hipertensión y descartar hipertensión de bata blanca.
3. Estudios adicionales
Para evaluar daño a órgano blanco o causas secundarias:
- Biometría hemática.
- Electrolitos séricos.
- Glucosa y perfil lipídico.
- EGO y creatinina.
- Electrocardiograma.
- Ecocardiograma en casos seleccionados.
Tratamiento
El manejo incluye cambios en el estilo de vida y tratamiento farmacológico.
1. Cambios en el estilo de vida
- Reducción de consumo de sal.
- Dieta rica en frutas, verduras y baja en grasas saturadas (DASH).
- Actividad física de forma regular.
- Reducción de peso en caso de sobrepeso.
- Suspensión del tabaco.
- Moderación en el consumo de alcohol.
- Control del estrés.
2. Tratamiento farmacológico
Según guías, se inician uno o más medicamentos dependiendo de la gravedad:
- IECA (enalapril, lisinopril).
- ARA-II (losartán, valsartán).
- Calcioantagonistas (amlodipino).
- Diuréticos tiazídicos (hidroclorotiazida).
- Betabloqueadores en casos específicos (cardiopatía o arritmias).
El objetivo es mantener la presión arterial por debajo de 140/90 mmHg, o incluso 130/80 mmHg en pacientes con diabetes o enfermedad renal.
Pronóstico
Con tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes logran un buen control y reducen significativamente el riesgo de complicaciones graves. La adherencia al tratamiento es clave, ya que la hipertensión es una condición crónica.
