Herpes zóster: explicación completa
El herpes zóster, conocido popularmente como “culebrilla”, es una infección causada por la reactivación del virus varicela-zóster (VZV), el mismo virus que provoca la varicela. Después de que una persona ha tenido varicela, el virus permanece latente en los ganglios nerviosos sensoriales y puede reactivarse años o incluso décadas después.
Causa
El virus suele permanecer inactivo, pero puede reactivarse cuando el sistema inmunológico se debilita, ya sea por edad avanzada, estrés intenso, enfermedades crónicas, uso de medicamentos inmunosupresores o, en algunos casos, sin un motivo claro.
Cuadro clínico principal
El herpes zóster tiene una presentación muy característica:
1. Pródromos
Antes de que aparezcan las lesiones, el paciente puede presentar:
- Dolor intenso o ardor en una zona de la piel.
- Hipersensibilidad al tacto.
- Hormigueo o picazón.
- Malestar general leve o febrícula.
Esta fase puede durar entre 1 y 5 días.
2. Lesiones cutáneas
Posteriormente aparecen vesículas agrupadas sobre una base roja, distribuidas en forma de dermatoma, es decir, siguiendo el trayecto de un nervio.
Características importantes:
- Por lo general, afecta solo un lado del cuerpo.
- Las vesículas evolucionan a pústulas y luego a costras.
- El dolor suele ser intenso y de tipo neuropático.
- Las zonas más frecuentes son el tórax, el abdomen, el cuello y la cara.
3. Duración
Las lesiones suelen tardar de 2 a 4 semanas en sanar.
Complicaciones
Las más relevantes son:
1. Neuralgia posherpética
Es la complicación más común. Se trata de dolor persistente en el área afectada por más de 90 días después de la erupción.
Es más frecuente en personas mayores de 50 años y puede durar meses o años.
2. Afectación ocular (zoster oftálmico)
Ocurre cuando el virus compromete el nervio trigémino.
Puede causar conjuntivitis, queratitis e incluso pérdida de la visión si no se trata a tiempo.
3. Afectación del oído (síndrome de Ramsay Hunt)
Se presenta con lesiones en el pabellón auricular, parálisis facial y alteraciones auditivas.
4. Sobreinfección bacteriana
Las vesículas pueden infectarse con bacterias, especialmente Staphylococcus aureus o Streptococcus.
Diagnóstico
Generalmente es clínico, basado en la distribución en dermatoma y la presencia de dolor neuropático.
En casos atípicos se pueden usar pruebas como:
- PCR del líquido vesicular.
- Cultivo viral.
- Serologías (rara vez necesarias).
Tratamiento
El manejo temprano es fundamental.
Incluye:
1. Antivirales
Deben iniciarse dentro de las primeras 72 horas para reducir la duración y el dolor:
- Aciclovir.
- Valaciclovir.
- Famciclovir.
2. Analgésicos
- Paracetamol, AINEs o analgesia neuropática (gabapentina, pregabalina, amitriptilina) según la intensidad.
3. Cuidados de la piel
- Mantener las lesiones limpias y secas.
- Evitar reventar vesículas.
- Evitar rascarse.
Prevención
La vacuna contra el herpes zóster (como la vacuna recombinante con subunidades) reduce significativamente el riesgo de enfermedad y de neuralgia posherpética, especialmente en adultos mayores.
