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La enfermedad de Ménière es un trastorno crónico del oído interno que afecta al equilibrio y la audición. Se caracteriza principalmente por episodios recurrentes de vértigo, pérdida auditiva fluctuante, tinnitus (zumbido en el oído) y sensación de presión o plenitud en el oído afectado.

Causas y fisiopatología

La causa exacta no está completamente aclarada. La teoría más aceptada es que se debe a un exceso de endolinfa (líquido del oído interno) que provoca una dilatación del laberinto membranoso, conocido como hidrops endolinfático. Esto altera el funcionamiento de las estructuras responsables de la audición y el equilibrio.

Factores asociados:

  • Alteraciones inmunológicas.
  • Infecciones virales previas.
  • Predisposición genética.
  • Estrés y factores ambientales.

Síntomas principales

  1. Vértigo recurrente: crisis súbitas de mareo intenso, que pueden durar entre 20 minutos y varias horas. Suele acompañarse de náuseas y vómitos.
  2. Pérdida de audición fluctuante: al inicio es intermitente y afecta sobre todo a frecuencias bajas, pero puede progresar a hipoacusia permanente.
  3. Tinnitus: zumbido o silbido constante o intermitente en el oído afectado.
  4. Sensación de plenitud ótica: presión o congestión en el oído interno.

Los síntomas suelen presentarse en crisis, con periodos de mejoría entre los episodios. La frecuencia de las crisis varía según el paciente.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en los criterios clínicos y en la exclusión de otras enfermedades:

  • Historia clínica detallada (episodios típicos de vértigo + hipoacusia + tinnitus).
  • Audiometría: muestra pérdida auditiva fluctuante.
  • Pruebas vestibulares: como electronistagmografía o videonistagmografía.
  • Resonancia magnética: para descartar tumores del nervio auditivo u otras patologías.

Tratamiento

No existe cura definitiva, pero sí medidas para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida:

Tratamiento médico:

  • Dieta baja en sal (para reducir la retención de líquidos).
  • Diuréticos (hidroclorotiazida) para disminuir el exceso de líquidos en el oído.
  • Betahistina para mejorar el flujo sanguíneo del oído interno.
  • Fármacos contra el vértigo durante las crisis (meclizina, diazepam).
  • Corticoides en algunos casos.

Tratamiento avanzado:

  • Inyecciones intratimpánicas de gentamicina (reduce el vértigo, pero con riesgo de dañar la audición).
  • Cirugía en casos graves (descompresión del saco endolinfático, laberintectomía o sección del nervio vestibular).

Rehabilitación vestibular:

Ejercicios para entrenar el equilibrio y compensar la función vestibular.

Pronóstico

La enfermedad suele ser crónica y fluctuante. Con el tiempo, los episodios de vértigo tienden a reducirse en frecuencia, pero la pérdida auditiva puede progresar. El control adecuado de la dieta, el estrés y los tratamientos médicos permite a muchos pacientes llevar una vida funcional.

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