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El trastorno bipolar tipo I es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de episodios maníacos, los cuales pueden alternar con episodios depresivos y periodos de estado de ánimo normal (eutimia). Es una condición crónica que requiere seguimiento y tratamiento continuo.

Características principales:

  • Episodio maníaco:
    • Estado de ánimo anormalmente elevado, expansivo o irritable, que dura al menos una semana (o menos si requiere hospitalización).
    • Aumento de la energía o actividad dirigida a metas.
    • Síntomas comunes: autoestima exagerada o grandiosidad, disminución de la necesidad de dormir, verborrea, fuga de ideas, distracción fácil, incremento en conductas de riesgo (gastos excesivos, conductas sexuales arriesgadas, decisiones impulsivas).
    • Puede provocar deterioro social, laboral o académico, e incluso requerir hospitalización.
  • Episodio depresivo mayor (puede presentarse, pero no es necesario para el diagnóstico):
    • Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, pérdida de interés o placer, fatiga, alteraciones en el sueño y el apetito, sentimientos de inutilidad o culpa, dificultad para concentrarse y pensamientos de muerte.

Diagnóstico:

  • Para el diagnóstico de bipolar tipo I es suficiente un episodio maníaco, aunque el paciente nunca haya presentado un episodio depresivo.
  • Se diferencia del trastorno bipolar tipo II, en el cual el paciente presenta hipomanía (menos intensa que la manía) y episodios depresivos, pero nunca un episodio maníaco completo.

Factores de riesgo:

  • Antecedentes familiares de trastorno bipolar.
  • Alteraciones en neurotransmisores como dopamina, serotonina y noradrenalina.
  • Estrés intenso o eventos vitales significativos.
  • Consumo de sustancias psicoactivas.

Tratamiento:

  • Farmacológico: estabilizadores del ánimo (litio, valproato, lamotrigina, carbamazepina), antipsicóticos atípicos, y en algunos casos antidepresivos (siempre con precaución, ya que pueden inducir manía).
  • Psicoterapia: terapia cognitivo-conductual, psicoeducación, terapia interpersonal y familiar.
  • Hábitos de vida: higiene del sueño, evitar drogas y alcohol, rutinas estables.

Pronóstico:

Es una condición crónica, pero con tratamiento adecuado muchas personas llevan una vida funcional y estable. Sin tratamiento, existe mayor riesgo de recaídas, hospitalizaciones, problemas en las relaciones, dificultades laborales y riesgo de suicidio.

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