Hipertensión Arterial Pulmonar: Cuando la Presión Afecta los Pulmones y el Corazón

La hipertensión arterial pulmonar (HAP) es una enfermedad poco común pero grave, en la que la presión sanguínea en las arterias que llevan sangre del corazón a los pulmones se eleva de forma anormal. Con el tiempo, esto pone en riesgo el funcionamiento del corazón, especialmente del lado derecho, y puede limitar la capacidad de la persona para realizar actividades cotidianas.
¿Qué ocurre en la hipertensión pulmonar?
En condiciones normales, las arterias pulmonares son vasos sanguíneos de baja presión. Pero en la HAP, estas arterias se estrechan, endurecen o se inflaman, lo que hace que el corazón tenga que bombear con más fuerza para mover la sangre hacia los pulmones. Este esfuerzo extra puede debilitar el corazón y derivar en insuficiencia cardiaca.
Causas y tipos
La hipertensión arterial pulmonar puede ser idiopática (sin causa conocida) o estar asociada a otras condiciones médicas como:
- Enfermedades del tejido conectivo (por ejemplo, lupus o esclerodermia)
- Enfermedades cardíacas congénitas
- Enfermedades pulmonares crónicas como EPOC o fibrosis pulmonar
- Trombosis crónica (coágulos en las arterias pulmonares)
- Uso de ciertos medicamentos o drogas
Síntomas más comunes
Los síntomas suelen comenzar de forma gradual y empeorar con el tiempo. Entre los más frecuentes se encuentran:
- Dificultad para respirar (especialmente al hacer esfuerzo)
- Fatiga o debilidad constante
- Mareos o desmayos
- Dolor o presión en el pecho
- Palpitaciones
- Hinchazón en piernas, tobillos o abdomen (por retención de líquidos)
Diagnóstico
El diagnóstico suele requerir varias pruebas, como:
- Ecocardiograma (ultrasonido del corazón)
- Pruebas de función pulmonar
- Cateterismo cardíaco derecho (para medir directamente la presión en las arterias pulmonares)
- Pruebas de sangre e imágenes (radiografías o tomografía)
Tratamiento
Aunque actualmente no existe cura, hay tratamientos que pueden mejorar los síntomas, la calidad de vida y la supervivencia. Estos incluyen:
- Medicamentos vasodilatadores específicos para arterias pulmonares
- Anticoagulantes (en casos de tromboembolia)
- Oxigenoterapia
- Rehabilitación cardiopulmonar
- En casos graves, puede considerarse el trasplante de pulmón
Importancia del diagnóstico temprano
La HAP es una enfermedad progresiva. Cuanto antes se detecte, más opciones hay para controlar su avance y mejorar el pronóstico del paciente. Por eso, es importante consultar a un médico si aparecen síntomas persistentes como fatiga, falta de aire o hinchazón sin causa clara.