Fibromialgia: qué es, síntomas y tratamiento

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La fibromialgia es un trastorno crónico que se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado acompañado de fatiga, trastornos del sueño, problemas de memoria y cambios en el estado de ánimo. Afecta con mayor frecuencia a mujeres entre los 30 y 60 años, aunque también puede presentarse en hombres y adolescentes.

A diferencia de otras enfermedades reumatológicas, la fibromialgia no provoca inflamación visible ni daño en las articulaciones o músculos, lo que dificulta su diagnóstico. Se considera un trastorno de procesamiento del dolor en el sistema nervioso central, donde el cerebro y la médula espinal amplifican las señales dolorosas.

Síntomas principales

• Dolor generalizado que persiste por más de tres meses

• Puntos sensibles en diferentes zonas del cuerpo (cuello, espalda, caderas, codos, rodillas)

• Fatiga persistente, incluso después de dormir

• Alteraciones del sueño (despertares frecuentes, sueño no reparador)

• Dificultades cognitivas, conocidas como “fibroniebla”, que incluyen problemas de memoria, atención y concentración

• Rigidez muscular, especialmente por las mañanas

• Dolores de cabeza o migrañas

• Síntomas digestivos como colon irritable

• Ansiedad o depresión asociada

Causas posibles

No se conoce una causa única, pero se han identificado varios factores que podrían contribuir:

• Genética (puede haber predisposición familiar)

• Infecciones virales o bacterianas previas

• Traumas físicos o emocionales

• Estrés crónico

• Desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina y dopamina

Diagnóstico

No existen pruebas específicas de laboratorio para detectar fibromialgia. El diagnóstico se basa en la historia clínica del paciente, la duración del dolor, los síntomas asociados y la exclusión de otras enfermedades. En algunos casos se utilizan cuestionarios y evaluaciones físicas para identificar puntos sensibles.

Tratamiento

La fibromialgia no tiene cura, pero sus síntomas pueden manejarse con un enfoque multidisciplinario. Las opciones incluyen:

Medicamentos: analgésicos, antidepresivos (como duloxetina o amitriptilina), anticonvulsivos (como pregabalina)

Terapia física: ejercicios de bajo impacto como natación, yoga o caminatas

Terapia cognitivo-conductual: para abordar el dolor crónico, el insomnio y los trastornos del ánimo

Técnicas de relajación: meditación, respiración profunda, masajes terapéuticos

Educación del paciente: conocer la enfermedad y aprender a gestionarla mejora la calidad de vida

Calidad de vida

Aunque la fibromialgia puede limitar actividades diarias, muchas personas logran llevar una vida activa y plena con el tratamiento adecuado. Es importante el apoyo psicológico y social, así como el seguimiento médico constante.

El reconocimiento médico de esta condición ha aumentado en los últimos años, lo que ha contribuido a una mayor visibilidad y comprensión, aunque aún existe desconocimiento en algunos entornos laborales y de salud.

Si sospechas que tú o alguien cercano podría tener fibromialgia, es recomendable consultar a un médico general, reumatólogo o neurólogo para una evaluación adecuada.

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