Vasculitis

La vasculitis es un término médico que se refiere a la inflamación de los vasos sanguíneos. Puede afectar arterias, venas o capilares de cualquier parte del cuerpo. Esta inflamación puede causar estrechamiento, debilitamiento, obstrucción o ruptura de los vasos, lo que altera el flujo normal de la sangre hacia los órganos y tejidos.
Causas
La vasculitis puede tener diversas causas, entre ellas:
• Enfermedades autoinmunes (como lupus o artritis reumatoide)
• Infecciones (virales, bacterianas o fúngicas)
• Reacciones a medicamentos
• Cánceres hematológicos (como linfomas)
• En algunos casos, la causa es desconocida (idiopática)
Clasificación
La vasculitis se clasifica según el tamaño de los vasos afectados:
1. Vasculitis de vasos grandes
• Ejemplo: arteritis de células gigantes, arteritis de Takayasu
2. Vasculitis de vasos medianos
• Ejemplo: poliarteritis nodosa, enfermedad de Kawasaki
3. Vasculitis de vasos pequeños
• Ejemplo: granulomatosis con poliangitis (Wegener), púrpura de Henoch-Schönlein, vasculitis por IgA
También existen vasculitis secundarias a otras enfermedades o exposiciones.
Síntomas
Los síntomas dependen de los órganos afectados, pero pueden incluir:
• Fiebre
• Fatiga
• Dolor muscular y articular
• Pérdida de peso
• Lesiones en la piel (como púrpura, úlceras o nódulos)
• Dolores de cabeza o alteraciones neurológicas
• Dolor abdominal, náuseas o diarrea
• Sangre en la orina o insuficiencia renal
• Tos, dificultad respiratoria o sangrado pulmonar
Diagnóstico
No hay una única prueba para diagnosticar vasculitis. Se requiere una combinación de:
• Exámenes de sangre (marcadores inflamatorios, autoanticuerpos como ANCA)
• Análisis de orina
• Estudios de imagen (como tomografía, resonancia, ecografía doppler)
• Biopsias de tejidos afectados
• Angiografía (para observar los vasos sanguíneos)
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de vasculitis, su gravedad y los órganos comprometidos:
• Corticoesteroides: como prednisona, para reducir la inflamación
• Inmunosupresores: como ciclofosfamida, azatioprina o metotrexato
• Biológicos: como rituximab en ciertos tipos de vasculitis
• Antibióticos o antivirales, si hay infección subyacente
• Monitoreo y tratamiento de complicaciones como hipertensión, insuficiencia renal o infecciones secundarias
Pronóstico
El pronóstico varía ampliamente. Algunas formas de vasculitis son leves y autolimitadas, mientras que otras pueden ser graves o potencialmente mortales si no se tratan. Con tratamiento adecuado, muchas personas logran entrar en remisión y mantener una buena calidad de vida, aunque algunas pueden requerir medicación a largo plazo o seguimiento continuo.
Conclusión
La vasculitis es un grupo complejo de enfermedades que puede manifestarse de formas muy diferentes. El diagnóstico temprano y el manejo adecuado por parte de un equipo médico especializado (generalmente reumatólogos o internistas) son clave para controlar la enfermedad y prevenir daños a largo plazo.