Síndrome antifosfolípido

El síndrome antifosfolípido (SAF) es un trastorno autoinmune caracterizado por la presencia de anticuerpos antifosfolípidos que provocan una tendencia anormal a la formación de trombos en venas y arterias, además de complicaciones en el embarazo. Estos anticuerpos atacan proteínas que se unen a los fosfolípidos de las membranas celulares, alterando los mecanismos de coagulación.
Tipos
- SAF primario: aparece de manera aislada, sin relación con otra enfermedad.
- SAF secundario: se presenta asociado a otras enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico.
Manifestaciones clínicas
- Trombosis venosa profunda (frecuente en piernas).
- Trombosis arterial, que puede afectar cerebro, corazón o riñones.
- Accidentes cerebrovasculares (ACV) en personas jóvenes sin factores de riesgo.
- Abortos recurrentes o pérdidas fetales, complicaciones del embarazo como preeclampsia o restricción del crecimiento intrauterino.
- Trombocitopenia leve en algunos pacientes.
- Síntomas neurológicos como migrañas, convulsiones o deterioro cognitivo.
Criterios diagnósticos
El diagnóstico se establece con la combinación de hallazgos clínicos y de laboratorio:
- Clínicos: al menos un evento trombótico confirmado o complicaciones obstétricas recurrentes.
- Laboratorio: presencia persistente (en al menos dos ocasiones con 12 semanas de diferencia) de anticuerpos antifosfolípidos:
- Anticoagulante lúpico.
- Anticuerpos anticardiolipina.
- Anticuerpos anti-β2 glicoproteína I.
Tratamiento
- Anticoagulación: uso de warfarina o heparina de bajo peso molecular para prevenir nuevos eventos trombóticos.
- Aspirina en bajas dosis en casos de riesgo obstétrico o preventivo.
- Durante el embarazo: combinación de heparina y aspirina para reducir riesgo de complicaciones.
- En casos graves o refractarios: inmunosupresores, plasmaféresis o hidroxicloroquina (en asociación con lupus).
Pronóstico
Con un diagnóstico y tratamiento adecuados, muchos pacientes llevan una vida estable, aunque el riesgo de recurrencia de trombosis obliga a mantener control médico y anticoagulación prolongada.