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La displasia fibrosa es un trastorno óseo poco frecuente en el cual el tejido óseo normal es reemplazado por tejido fibroso inmaduro, lo que genera debilidad estructural en los huesos y deformidades progresivas. Se trata de una lesión benigna, no cancerosa, aunque en algunos casos puede tener complicaciones importantes dependiendo de su extensión y localización.

Causas y fisiopatología

La displasia fibrosa es ocasionada por una mutación somática en el gen GNAS, que afecta a las células productoras de hueso. Esta alteración ocurre durante el desarrollo embrionario, por lo que no es hereditaria.

  • El gen mutado provoca una producción excesiva de AMPc, lo que interfiere con la maduración de los osteoblastos.
  • Como resultado, el hueso normal se reemplaza por un tejido fibroso desorganizado y trabéculas óseas inmaduras.

Tipos

  1. Monostótica: afecta un solo hueso; es la forma más común y suele diagnosticarse en la adolescencia.
  2. Polistótica: involucra múltiples huesos, puede progresar más rápido y se asocia a deformidades significativas.
  3. Síndrome de McCune-Albright: forma compleja que incluye displasia fibrosa polistótica, manchas café con leche en la piel y alteraciones endocrinas (pubertad precoz, hiperfunción tiroidea, etc.).

Manifestaciones clínicas

  • Dolor óseo persistente o intermitente.
  • Fracturas patológicas, debido a la fragilidad del hueso.
  • Deformidades esqueléticas, como arqueamiento de huesos largos o asimetría facial cuando afecta cráneo y cara.
  • Trastornos del crecimiento, con extremidades de distinta longitud.
  • En algunos casos puede ser asintomática y detectarse de manera incidental en radiografías.

Diagnóstico

  • Radiografía: lesiones típicas con aspecto de “vidrio esmerilado”.
  • Resonancia magnética o tomografía: útiles para valorar extensión, compromiso de estructuras vecinas y planificar cirugía.
  • Biopsia: confirma el diagnóstico al mostrar trabéculas óseas inmaduras rodeadas de estroma fibroso.
  • Estudios hormonales: en sospecha de síndrome de McCune-Albright.

Tratamiento

No existe una cura definitiva, por lo que el manejo se centra en aliviar síntomas y prevenir complicaciones:

  • Observación en casos leves o asintomáticos.
  • Bifosfonatos (como el pamidronato) para reducir el dolor y frenar la resorción ósea.
  • Cirugía para corregir deformidades graves, estabilizar fracturas recurrentes o aliviar compresiones nerviosas.
  • Fisioterapia para mejorar movilidad y prevenir rigidez articular.

Pronóstico

  • En la mayoría de los casos, la enfermedad se estabiliza al llegar a la adultez.
  • Las lesiones no se transforman en cáncer en la gran mayoría de pacientes, aunque existe un riesgo muy bajo (<1%) de sarcoma en casos extensos o tras radioterapia.
  • Con tratamiento adecuado, las personas pueden llevar una vida funcional, aunque algunos casos severos requieren intervenciones repetidas.

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