Síndrome metabólico

El síndrome metabólico es un conjunto de alteraciones que ocurren de manera simultánea y aumentan de forma significativa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y problemas relacionados con la resistencia a la insulina. No se trata de una enfermedad en sí, sino de una combinación de factores de riesgo metabólicos que, al presentarse juntos, potencian el daño a la salud.
Entre los criterios más comunes para diagnosticarlo, se incluyen los establecidos por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana del Corazón (AHA) y el National Cholesterol Education Program (NCEP ATP III). Según estos, una persona puede ser diagnosticada con síndrome metabólico si presenta al menos tres de los siguientes factores:
- Obesidad abdominal: circunferencia de cintura mayor a 102 cm en hombres o 88 cm en mujeres (puede variar según región y etnia).
- Hiperglucemia: glucosa en ayunas igual o superior a 100 mg/dl, o diagnóstico previo de diabetes tipo 2.
- Hipertensión arterial: presión igual o superior a 130/85 mmHg, o uso de medicamentos antihipertensivos.
- Triglicéridos elevados: niveles iguales o superiores a 150 mg/dl.
- Colesterol HDL bajo: menos de 40 mg/dl en hombres y menos de 50 mg/dl en mujeres.
Factores de riesgo
El síndrome metabólico está estrechamente relacionado con:
- Resistencia a la insulina (cuando el cuerpo no utiliza adecuadamente la insulina).
- Sedentarismo y falta de actividad física.
- Dieta poco saludable, rica en azúcares simples y grasas saturadas.
- Obesidad central (grasa acumulada en el abdomen).
- Factores genéticos y hormonales.
- Edad avanzada, aunque también puede presentarse en adultos jóvenes e incluso en adolescentes con obesidad.
Complicaciones
Las personas con síndrome metabólico tienen un riesgo aumentado de:
- Infarto agudo de miocardio.
- Accidente cerebrovascular.
- Diabetes mellitus tipo 2.
- Enfermedades renales crónicas.
- Hígado graso no alcohólico.
Prevención y tratamiento
El manejo se centra principalmente en cambios en el estilo de vida:
- Alimentación saludable: dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables.
- Ejercicio regular: al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada por semana.
- Control del peso corporal, especialmente de la grasa abdominal.
- Abandono del tabaco y consumo moderado de alcohol.
- Tratamiento médico específico para controlar hipertensión, dislipidemia o hiperglucemia cuando sea necesario.
En resumen, el síndrome metabólico es un “aviso temprano” del organismo que señala la necesidad de adoptar medidas de prevención y control para evitar complicaciones graves en el futuro.