Alopecia areata

La alopecia areata es una enfermedad autoinmune crónica que afecta a los folículos pilosos y produce caída de cabello en áreas bien delimitadas del cuero cabelludo o de otras partes del cuerpo. Se caracteriza por la aparición de parches redondeados o ovalados sin pelo, que pueden extenderse o incluso progresar a formas más graves.
Causas y mecanismo
La alopecia areata se debe a una reacción autoinmune en la que los linfocitos T atacan por error a los folículos pilosos, interrumpiendo el ciclo normal de crecimiento del cabello. Aunque la causa exacta no se conoce, se sabe que existe una predisposición genética y que puede ser desencadenada por factores ambientales o emocionales. Entre ellos se incluyen:
- Estrés físico o psicológico.
- Infecciones virales.
- Factores hormonales.
- Antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes (tiroiditis, vitíligo, lupus).
Manifestaciones clínicas
- Placas de alopecia: áreas redondas u ovaladas, sin cabello, de bordes definidos, que aparecen principalmente en el cuero cabelludo, aunque también pueden afectar cejas, pestañas, barba o vello corporal.
- Cabello exclamación: pelos cortos y afinados en la base de las lesiones, característicos de la enfermedad.
- Puede asociarse a fragilidad o alteraciones en las uñas, como puntos o estriaciones.
- Existen variantes clínicas más extensas:
- Alopecia totalis: pérdida completa del cabello en el cuero cabelludo.
- Alopecia universalis: pérdida de todo el pelo corporal.
Diagnóstico
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, basado en la exploración física. Puede complementarse con:
- Dermatoscopia: muestra pelos en signo de exclamación y folículos amarillentos.
- Biopsia cutánea: en casos atípicos, confirma la infiltración linfocitaria en los folículos pilosos.
- Estudios de laboratorio: para descartar enfermedades autoinmunes asociadas (función tiroidea, anticuerpos).
Tratamiento
La alopecia areata no siempre requiere tratamiento, ya que en algunos casos el cabello vuelve a crecer de manera espontánea. Sin embargo, cuando la pérdida es extensa o persiste, se pueden emplear varias opciones:
- Corticosteroides tópicos o intralesionales: reducen la inflamación en los folículos.
- Minoxidil tópico: estimula el crecimiento del cabello.
- Inmunoterapia tópica (difenilciclopropenona, ácido escuárico dibutil éster): induce una reacción alérgica controlada que desvía la respuesta inmune.
- Inhibidores de JAK (tofacitinib, ruxolitinib, baricitinib): han mostrado eficacia en casos moderados a graves, especialmente en alopecia totalis y universalis.
- Fototerapia (PUVA o UVB) en algunos pacientes.
- Apoyo psicológico, ya que la pérdida de cabello puede generar ansiedad, depresión y baja autoestima.
Pronóstico
- La evolución es muy variable: en algunos casos hay recuperación espontánea en meses, mientras que en otros la enfermedad recurre o progresa a formas más severas.
- La edad temprana de inicio, la afectación extensa y la asociación con otras enfermedades autoinmunes se relacionan con peor pronóstico.
- Aunque la alopecia areata no afecta la salud física general, sí tiene un gran impacto en la calidad de vida y en la salud emocional de quienes la padecen.