Cáncer de estómago

El cáncer de estómago, también conocido como cáncer gástrico, es una enfermedad en la que se forman células malignas en el revestimiento del estómago. Es uno de los tipos de cáncer más comunes en el mundo, aunque su incidencia ha disminuido en algunos países en las últimas décadas.
La mayoría de los casos de cáncer gástrico son adenocarcinomas, que se originan en las células glandulares de la mucosa gástrica. Existen otras formas menos comunes, como los linfomas gástricos, tumores del estroma gastrointestinal (GIST) y carcinomas de células escamosas.
Entre los factores de riesgo se encuentran la infección por Helicobacter pylori, gastritis crónica atrófica, antecedentes familiares de cáncer gástrico, anemia perniciosa, tabaquismo, consumo excesivo de alimentos salados, ahumados o con conservadores, y antecedentes de cirugía gástrica previa.
Los síntomas del cáncer de estómago en sus etapas iniciales suelen ser inespecíficos, lo que dificulta el diagnóstico temprano. Entre los signos más comunes se encuentran pérdida de apetito, dolor abdominal persistente, sensación de llenura precoz, náuseas, vómitos, pérdida de peso no intencionada, fatiga, sangrado digestivo y heces negras o con sangre.
El diagnóstico se realiza mediante endoscopia digestiva alta, que permite visualizar el interior del estómago y tomar biopsias para su análisis. También pueden utilizarse estudios de imagen como tomografía computarizada (TC), resonancia magnética, ultrasonido endoscópico y pruebas de laboratorio para evaluar el estado general del paciente y detectar posibles metástasis.
El tratamiento depende del estadio del cáncer y del estado general del paciente. Puede incluir cirugía para extirpar parcial o totalmente el estómago (gastrectomía), quimioterapia, radioterapia, terapias dirigidas o inmunoterapia. En casos avanzados o metastásicos, el tratamiento se enfoca en el control de síntomas y la mejora de la calidad de vida.
La detección temprana mejora significativamente el pronóstico, pero en muchos casos el cáncer se diagnostica en etapas avanzadas debido a la falta de síntomas específicos. En etapas iniciales, la tasa de supervivencia a cinco años es considerablemente mayor que en etapas avanzadas.
Las medidas preventivas incluyen evitar el tabaquismo, mantener una dieta equilibrada rica en frutas y verduras, reducir el consumo de alimentos procesados y salados, tratar infecciones por H. pylori cuando estén presentes, y realizar controles médicos si se tienen factores de riesgo.
El seguimiento médico después del tratamiento es esencial para detectar recurrencias y manejar posibles efectos secundarios. Además, el apoyo psicológico y nutricional forma parte integral del abordaje del paciente con cáncer gástrico.