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La aspergilosis pulmonar es una infección respiratoria causada por hongos del género Aspergillus, especialmente Aspergillus fumigatus. Este hongo es común en el ambiente y se encuentra en el suelo, el polvo, las hojas en descomposición y materiales orgánicos. Aunque muchas personas lo inhalan diariamente sin enfermarse, puede causar problemas graves en personas con sistemas inmunológicos debilitados o enfermedades pulmonares previas.

Existen diferentes formas clínicas de aspergilosis pulmonar:

  1. Aspergilosis pulmonar alérgica (ABPA)
    Afecta principalmente a personas con asma o fibrosis quística. El hongo desencadena una respuesta inmune exagerada, causando inflamación de los bronquios.
    Síntomas: tos persistente con esputo espeso, sibilancias, fiebre leve y malestar general.
  2. Aspergiloma o bola fúngica
    Se forma una masa de hongos en cavidades pulmonares preexistentes, como las causadas por tuberculosis o abscesos antiguos.
    Síntomas: puede no causar molestias, pero en algunos casos produce tos con sangre (hemoptisis), dificultad para respirar y dolor torácico.
  3. Aspergilosis pulmonar crónica
    Se desarrolla lentamente, especialmente en personas con enfermedades pulmonares estructurales como EPOC o tuberculosis previa.
    Síntomas: pérdida de peso, fatiga, tos crónica, expectoración con sangre, dolor en el pecho.
  4. Aspergilosis pulmonar invasiva
    Es la forma más grave y se da en pacientes inmunocomprometidos, como los que tienen cáncer, trasplantes o reciben quimioterapia o corticosteroides. El hongo invade los tejidos pulmonares y puede diseminarse a otros órganos.
    Síntomas: fiebre persistente, dolor torácico, tos con sangre, dificultad respiratoria y deterioro rápido del estado general.

El diagnóstico incluye estudios de imagen como radiografías o tomografías de tórax, análisis de sangre para detectar anticuerpos o antígenos del hongo, cultivos de esputo y broncoscopías con biopsia en casos más complejos.

El tratamiento depende del tipo de aspergilosis. En casos alérgicos se utilizan corticosteroides e incluso antifúngicos como el itraconazol. Para aspergilomas que causan síntomas, puede ser necesaria la cirugía. Las formas crónicas e invasivas requieren tratamiento prolongado con antifúngicos como voriconazol o anfotericina B.

La prevención es clave en personas inmunodeprimidas, que deben evitar ambientes con moho, obras de construcción, jardinería sin protección adecuada y mantenerse en entornos con filtros de aire. La aspergilosis pulmonar es una enfermedad seria que requiere diagnóstico y manejo oportunos para evitar complicaciones graves.

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