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El cáncer de esófago es una neoplasia maligna que se origina en el epitelio del esófago, el conducto que transporta alimentos desde la faringe hasta el estómago. Es una enfermedad de alta agresividad y con frecuencia se diagnostica en etapas avanzadas debido a la aparición tardía de síntomas. Existen dos tipos histológicos principales con características clínicas, factores de riesgo y distribución geográfica diferentes: el carcinoma escamocelular (CEC) y el adenocarcinoma esofágico.

Epidemiología

El cáncer de esófago ocupa uno de los primeros lugares en mortalidad por cáncer a nivel mundial. Su incidencia varía geográficamente:

  • El carcinoma escamocelular es más prevalente en regiones de Asia y África, asociado principalmente a hábitos como el consumo de tabaco y alcohol.
  • El adenocarcinoma es más frecuente en países occidentales y ha aumentado en las últimas décadas, relacionado con la enfermedad por reflujo gastroesofágico y la obesidad.

La enfermedad afecta más a hombres que a mujeres y suele diagnosticarse entre los 55 y 75 años.

Tipos histológicos

Adenocarcinoma

Se origina en las glándulas de la parte distal del esófago, frecuentemente en pacientes con esófago de Barrett, una metaplasia intestinal originada por reflujo gastroesofágico crónico. Es el tipo predominante en América del Norte, Europa y Australia.

Carcinoma escamocelular

Afecta el epitelio escamoso que recubre el esófago. Suele localizarse en el tercio medio del órgano y está estrechamente relacionado con factores de riesgo ambientales como el tabaco y el alcohol.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo varían según el subtipo histológico.

Para adenocarcinoma

  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) crónica.
  • Esófago de Barrett.
  • Obesidad, especialmente la obesidad abdominal.
  • Sexo masculino.
  • Edad avanzada.

Para carcinoma escamocelular

  • Consumo crónico de tabaco.
  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Dieta pobre en frutas y verduras.
  • Ingesta de bebidas muy calientes.
  • Exposición a sustancias cáusticas en la infancia.
  • Afecciones como acalasia o estenosis cáusticas crónicas.

Manifestaciones clínicas

Los síntomas suelen aparecer cuando el tumor ha progresado significativamente.

  • Disfagia progresiva (primero para sólidos y luego para líquidos), el síntoma más frecuente.
  • Pérdida de peso involuntaria.
  • Dolor retroesternal o torácico.
  • Odinofagia (dolor al tragar).
  • Regurgitación o sensación de emisión de alimentos no digeridos.
  • Voz ronca, tos crónica o aspiración en casos avanzados.
  • Hematemesis o anemia por sangrado digestivo.

La aparición de disfagia casi siempre indica obstrucción significativa y, por tanto, enfermedad avanzada.

Diagnóstico

El diagnóstico temprano es difícil, pero una combinación de técnicas permite identificar y estadificar la enfermedad.

  • Endoscopia digestiva alta: es el método principal para visualizar lesiones, obtener biopsias y confirmar el diagnóstico.
  • Biopsia endoscópica: necesaria para confirmar malignidad y tipo histológico.
  • Tomografía computarizada (TC) de tórax y abdomen para evaluar extensión local y a distancia.
  • PET-TC para detectar metástasis.
  • Ultrasonido endoscópico (EUS) para valorar profundidad de invasión y afectación ganglionar, crucial en la estadificación.
  • Broncoscopia en tumores proximales para descartar invasión traqueobronquial.

Estadiaje

Se utiliza el sistema TNM (Tumor, Nódulos, Metástasis), que determina el grado de invasión de la pared esofágica, la afectación ganglionar y la presencia de metástasis. El estadiaje es esencial para decidir el tratamiento.

Tratamiento

El manejo depende del tipo histológico, localización del tumor, estadio y estado general del paciente.

Tratamiento en etapas tempranas

  • Resección endoscópica (mucosectomía o disección submucosa) en tumores confinados a la mucosa.
  • Esofagectomía quirúrgica en lesiones localizadas pero más profundas.

Tratamiento en etapas localmente avanzadas

  • Quimiorradioterapia neoadyuvante seguida de esofagectomía, especialmente en tumores resecables.
  • Quimiorradioterapia definitiva en pacientes no candidatos a cirugía.

Tratamiento en enfermedad metastásica

  • Quimioterapia sistémica para control de la enfermedad y prolongación de la supervivencia.
  • Inmunoterapia, según características moleculares del tumor.
  • Manejo paliativo para mejorar la calidad de vida.

Pronóstico

El pronóstico del cáncer de esófago depende fuertemente del estadio en el momento del diagnóstico. En etapas tempranas, la supervivencia mejora significativamente con cirugía o resección endoscópica. Sin embargo, la mayoría de los casos se detectan tardíamente, cuando la supervivencia a cinco años es limitada.

Prevención

Las medidas preventivas están estrechamente relacionadas con los factores de riesgo:

  • Suspender el consumo de tabaco y alcohol.
  • Controlar el reflujo gastroesofágico y tratar el esófago de Barrett.
  • Mantener un peso saludable.
  • Consumo adecuado de frutas y verduras.
  • Evitar bebidas excesivamente calientes.

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