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La gota es una enfermedad inflamatoria causada por la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones y otros tejidos. Estos cristales se forman cuando existe hiperuricemia, es decir, niveles elevados de ácido úrico en la sangre. La enfermedad provoca episodios de dolor articular intenso y puede volverse crónica si no se controla.

Causas

La gota aparece por una combinación de factores:

  1. Producción aumentada de ácido úrico
    Puede ocurrir por consumo elevado de carnes rojas, vísceras, mariscos, bebidas alcohólicas (sobre todo cerveza) y bebidas azucaradas.
  2. Disminución de la eliminación renal del ácido úrico
    Es la causa más común y ocurre en personas con enfermedad renal crónica, hipertensión, resistencia a la insulina o uso de ciertos medicamentos como diuréticos tiazídicos.
  3. Factores genéticos
    Algunas variantes genéticas afectan la forma en que el riñón maneja el ácido úrico.
  4. Estados de destrucción celular acelerada
    Como en quimioterapias o enfermedades hematológicas.

Manifestaciones clínicas

La gota tiene tres fases principales:

1. Ataque agudo de gota

  • Dolor articular súbito, intenso y generalmente nocturno.
  • Articulación roja, caliente, inflamada y extremadamente sensible.
  • Con frecuencia afecta la articulación del primer dedo del pie (podagra), pero también tobillos, rodillas o muñecas.
  • Los ataques duran días a semanas y pueden repetirse.

2. Periodo intercrítico

  • Etapa entre ataques. Puede durar meses o años.
  • Si no se controla el ácido úrico, los episodios se vuelven más frecuentes.

3. Gota crónica tofácea

  • Acúmulo de cristales formando tofos: bultos duros en articulaciones, pabellones auriculares y tejidos blandos.
  • Puede causar daño articular irreversible.

Fisiopatología

  • Cuando el ácido úrico supera su punto de saturación en sangre, forman cristales de urato monosódico.
  • Estos cristales se depositan en tejidos articulares.
  • El sistema inmune los reconoce como extraños y produce una intensa respuesta inflamatoria.
  • Esto genera el dolor severo característico del ataque.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en:

  • Clínica típica (podagra, ataques agudos, inflamación intensa).
  • Análisis de líquido sinovial: confirma cristales de urato con birrefringencia negativa.
  • Ácido úrico en sangre: aunque puede ser normal durante el ataque agudo.
  • Imágenes: ultrasonido con signo del doble contorno; radiografías si hay daño crónico.

Tratamiento

Ataque agudo

Busca aliviar el dolor y la inflamación:

  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como indometacina o naproxeno.
  • Colchicina en dosis tempranas.
  • Corticoides orales o intraarticulares si AINEs están contraindicados.

Prevención a largo plazo

Indicado en quienes tienen ataques recurrentes, tofos o daño articular.

  • Alopurinol o febuxostat para disminuir la producción de ácido úrico.
  • Probenecid para aumentar su eliminación, en ciertos casos.
  • Control de dieta y estilo de vida.

Recomendaciones dietéticas y de estilo de vida

  • Reducir consumo de carne roja, vísceras, mariscos y bebidas azucaradas.
  • Evitar alcohol, especialmente cerveza.
  • Mantener peso saludable.
  • Beber suficiente agua para favorecer la excreción del ácido úrico.

Pronóstico

  • Con tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes controlan por completo los ataques.
  • Sin tratamiento, la enfermedad progresa a formas crónicas con tofos y daño articular permanente.

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