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La enfermedad de Behçet es un trastorno inflamatorio crónico y multisistémico que afecta principalmente a los vasos sanguíneos, por lo que se clasifica como una vasculitis. Puede comprometer piel, mucosas, articulaciones, ojos, sistema nervioso central y tracto gastrointestinal. Su causa exacta sigue sin conocerse, pero se relaciona con una respuesta inmunológica anómala.

Causa y mecanismos

Aunque no existe una causa única identificada, se sabe que influyen varios factores:

  1. Genética
    Se asocia fuertemente con el alelo HLA-B51, lo que sugiere predisposición hereditaria.
  2. Factores ambientales
    Algunos desencadenantes posibles incluyen infecciones virales o bacterianas que activan de forma incorrecta el sistema inmunológico.
  3. Autoinmunidad y autoinflamación
    Hay una activación exagerada de neutrófilos y otros mediadores inflamatorios, dañando vasos sanguíneos de pequeño y gran calibre.

Manifestaciones clínicas

La enfermedad es muy variable entre pacientes, pero los síntomas clásicos incluyen:

1. Úlceras orales recurrentes

Son la manifestación más frecuente y pueden ser dolorosas, similares a aftas. Suelen ser el síntoma inicial.

2. Úlceras genitales

Afectan vulva, pene o escroto. También son dolorosas y pueden dejar cicatrices.

3. Lesiones cutáneas

Incluyen pústulas parecidas al acné, nódulos en piernas (eritema nudoso) y lesiones inflamatorias variadas.

4. Afectación ocular

Puede causar uveítis anterior o posterior, visión borrosa, dolor ocular o fotofobia. Este es uno de los compromisos más graves porque puede causar pérdida visual si no se trata.

5. Compromiso articular

Dolor y tumefacción articular, especialmente en rodillas y tobillos. Por lo general no causa deformidades.

6. Sistema nervioso central

En algunos pacientes puede causar cefalea, confusión, convulsiones o alteraciones conductuales (neuro-Behçet).

7. Sistema gastrointestinal

Dolor abdominal, diarrea, úlceras intestinales y, en cuadros severos, riesgo de perforación.

8. Afectación vascular

Trombosis venosa profunda, aneurismas arteriales o inflamación de vasos. Es una de las complicaciones más serias.

Criterios diagnósticos

No existe una prueba única que confirme la enfermedad. El diagnóstico se basa en criterios clínicos:

  • Úlceras orales recurrentes (al menos 3 episodios en 12 meses)
  • Más al menos dos de los siguientes:
    • Úlceras genitales recurrentes
    • Lesiones oculares (uveítis, vasculitis retiniana)
    • Lesiones cutáneas típicas
    • Prueba de patergia positiva (reacción exagerada de la piel ante una punción)

La prueba de patergia consiste en causar una mínima lesión en la piel y observar si se inflama de manera exagerada.

Tratamiento

El objetivo es controlar la inflamación y prevenir complicaciones, adaptándolo según el órgano afectado.

  1. Afección mucocutánea
    • Corticoides tópicos o intralesionales
    • Colchicina para controlar úlceras y artritis
    • Inmunosupresores como azatioprina si es más severo
  2. Afección ocular
    • Corticoides sistémicos
    • Inmunosupresores: azatioprina, ciclosporina, ciclofosfamida
    • Biológicos como infliximab o adalimumab en casos refractarios
  3. Afección neurológica o gastrointestinal
    Requiere tratamiento agresivo con corticoides y otros inmunosupresores.
  4. Compromiso vascular
    Corticoides e inmunosupresores; el uso de anticoagulantes depende del caso, porque los aneurismas pueden complicarlo.

Pronóstico

La evolución depende de los órganos comprometidos.

  • La forma mucocutánea suele ser más benigna.
  • La afectación ocular, neurológica o vascular puede ser grave y requiere seguimiento estrecho.
  • Con tratamiento adecuado, muchos pacientes llevan una vida funcional.

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