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El prolapso de la válvula mitral (PVM) es una alteración cardíaca en la que una o ambas valvas de la válvula mitral se abomban hacia la aurícula izquierda durante la contracción del ventrículo izquierdo. Esto puede provocar un cierre incompleto de la válvula y, en algunos casos, permitir el retroceso de sangre (regurgitación mitral) hacia la aurícula.

Anatomía y función normal

La válvula mitral separa la aurícula izquierda del ventrículo izquierdo y su función es permitir el paso de sangre en un solo sentido: desde la aurícula al ventrículo. Durante la contracción ventricular, la válvula debe cerrarse completamente para impedir que la sangre regrese. En el prolapso, el tejido valvular es más laxo o elástico de lo normal, lo que causa que sobresalga hacia atrás.

Causas

Las causas pueden ser primarias (congénitas o hereditarias) o secundarias a otras enfermedades. Entre las más frecuentes están:

  • Alteraciones del tejido conectivo, como el síndrome de Marfan o el síndrome de Ehlers-Danlos.
  • Degeneración mixomatosa, en la cual el tejido de la válvula se vuelve más blando y redundante.
  • Cardiopatías reumáticas, menos comunes hoy en día.
  • Cambios relacionados con la edad o con enfermedades del músculo cardíaco.

Síntomas

En la mayoría de los casos, el prolapso es asintomático y se detecta de manera casual durante una exploración médica. Sin embargo, algunas personas pueden presentar:

  • Palpitaciones o sensación de “saltos” del corazón.
  • Dolor torácico atípico, no relacionado con esfuerzo físico.
  • Mareos o sensación de desmayo.
  • Fatiga o dificultad para respirar, especialmente si hay regurgitación mitral significativa.
  • En casos raros, ansiedad o sensación de “latido irregular” constante.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en la exploración física y estudios cardíacos:

  • Auscultación: el médico puede detectar un clic mesosistólico característico, seguido de un soplo si existe regurgitación.
  • Ecocardiograma: confirma el diagnóstico mostrando el abombamiento de las valvas y la posible fuga de sangre.
  • Electrocardiograma (ECG) y Holter: ayudan a detectar arritmias.
  • En algunos casos, resonancia magnética cardíaca o pruebas de esfuerzo.

Tratamiento

El tratamiento depende de la gravedad y los síntomas:

  • En la mayoría de los casos, no se requiere tratamiento específico; solo control médico periódico.
  • Betabloqueadores pueden usarse si hay palpitaciones o ansiedad relacionada.
  • Si existe regurgitación mitral importante, se puede requerir cirugía reparadora o sustitución valvular.
  • En presencia de arritmias, se indican medicamentos antiarrítmicos.
  • Ya no se recomienda la profilaxis antibiótica para procedimientos dentales o quirúrgicos, salvo en casos con antecedentes de endocarditis.

Pronóstico

El pronóstico suele ser excelente, especialmente cuando el prolapso es leve y sin regurgitación. La mayoría de los pacientes llevan una vida normal sin restricciones físicas. No obstante, en los casos con regurgitación severa o arritmias, se requiere seguimiento más estrecho y tratamiento adecuado para evitar complicaciones.

Complicaciones posibles

Aunque poco frecuentes, pueden incluir:

  • Insuficiencia mitral progresiva.
  • Endocarditis infecciosa (infección de la válvula).
  • Arritmias auriculares o ventriculares.
  • Insuficiencia cardíaca, en casos avanzados.

En conclusión, el prolapso de la válvula mitral es una condición generalmente benigna y frecuente, sobre todo en mujeres jóvenes, que rara vez causa complicaciones graves. Con seguimiento médico regular y control de los síntomas, la mayoría de las personas puede mantener una vida plena y saludable.

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