Raquitismo: descripción médica completa
El raquitismo es una enfermedad ósea que afecta principalmente a niños debido a un problema en la mineralización de los huesos en crecimiento. Se caracteriza por una formación ósea deficiente que provoca fragilidad, deformidades y alteraciones en el desarrollo físico. Aunque puede presentarse por diversas causas, la deficiencia de vitamina D es la principal responsable.
El raquitismo ocurre cuando el organismo no puede usar adecuadamente el calcio y el fósforo para fortalecer los huesos. Esto puede suceder si hay déficit de vitamina D, si la ingesta de calcio es insuficiente o si existen enfermedades que interfieren con la absorción intestinal de nutrientes. La vitamina D es fundamental porque permite que el intestino absorba calcio de forma efectiva. Cuando falta, los huesos no se mineralizan correctamente y se vuelven blandos y deformables.
Entre los factores de riesgo destacan la poca exposición a la luz solar, dietas pobres en vitamina D, piel muy oscura que reduce la producción cutánea de vitamina D, lactancia exclusiva sin suplementación, trastornos renales, hepáticos o intestinales, y ciertas condiciones genéticas que alteran el metabolismo del fósforo.
Los síntomas clínicos son variados. Los niños suelen presentar retraso en el crecimiento, debilidad muscular, dolor óseo y deformidades visibles. En lactantes, los huesos del cráneo pueden mostrarse blandos, las fontanelas pueden cerrar más tarde de lo normal y puede observarse el llamado rosario raquítico, que son prominencias en la unión de las costillas con el esternón. En extremidades, aparecen piernas arqueadas, rodillas desviadas y alteraciones en la postura como hiperlordosis lumbar. Cuando la deficiencia de calcio es grave, pueden surgir convulsiones.
El diagnóstico se establece mediante examen físico, radiografías y análisis de laboratorio. Las radiografías muestran huesos desmineralizados y deformidades características en metáfisis. En los estudios sanguíneos es común encontrar fosfato bajo, fosfatasa alcalina elevada, calcio bajo o normal y niveles disminuidos de vitamina D.
El tratamiento varía según la causa, pero en la mayoría de los casos incluye suplementación de vitamina D y calcio. La exposición moderada a la luz solar y una dieta adecuada también son fundamentales. Si el raquitismo es hereditario, como en el raquitismo hipofosfatémico, se requiere tratamiento con fosfato oral y formas activas de vitamina D como calcitriol. En casos de deformidades severas, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para corregir la alineación ósea.
La prevención incluye asegurar una adecuada ingesta dietética de vitamina D y calcio, garantizar exposición solar segura, suplementar a los lactantes en riesgo y tratar oportunamente cualquier condición médica que interfiera con el metabolismo de estos minerales.
