Insuficiencia renal crónica
La insuficiencia renal crónica (IRC), también conocida como enfermedad renal crónica (ERC), es un trastorno progresivo e irreversible en el que los riñones pierden su capacidad de filtrar y eliminar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre. Esta pérdida de función renal ocurre de manera lenta, a lo largo de meses o años, y afecta gravemente el equilibrio químico y metabólico del cuerpo.
Función de los riñones
Los riñones son órganos vitales encargados de eliminar productos de desecho, regular la presión arterial, mantener el equilibrio de electrolitos, producir hormonas y controlar la cantidad de agua en el organismo. Cuando su función disminuye, se acumulan toxinas y líquidos que pueden afectar múltiples sistemas del cuerpo.
Causas principales
Las dos causas más frecuentes de insuficiencia renal crónica son:
- Diabetes mellitus: el exceso de glucosa daña los vasos sanguíneos del riñón.
- Hipertensión arterial: la presión elevada deteriora progresivamente los glomérulos.
Otras causas incluyen:
- Enfermedades glomerulares (glomerulonefritis).
- Poliquistosis renal.
- Infecciones urinarias recurrentes.
- Uso prolongado de medicamentos nefrotóxicos (como antiinflamatorios).
- Enfermedades autoinmunes (como lupus).
Etapas de la enfermedad
La IRC se clasifica en cinco etapas según la tasa de filtración glomerular (TFG):
- Etapa 1: daño renal con TFG normal (≥90 ml/min).
- Etapa 2: daño leve con TFG entre 60-89 ml/min.
- Etapa 3: daño moderado (30-59 ml/min).
- Etapa 4: daño grave (15-29 ml/min).
- Etapa 5: insuficiencia renal terminal, con TFG menor a 15 ml/min, donde el paciente requiere diálisis o trasplante renal.
Síntomas
En las primeras etapas puede no haber síntomas, pero conforme la función renal disminuye, pueden aparecer:
- Fatiga y debilidad.
- Náuseas, vómitos y pérdida del apetito.
- Hinchazón en piernas, tobillos o párpados.
- Cambios en la frecuencia urinaria.
- Dificultad para concentrarse.
- Picazón intensa y calambres musculares.
- Anemia y palidez.
- Hipertensión difícil de controlar.
Complicaciones
La insuficiencia renal crónica puede derivar en múltiples complicaciones sistémicas:
- Anemia, por disminución de la producción de eritropoyetina.
- Alteraciones óseas, debido a desequilibrio del calcio y fósforo.
- Hipertensión arterial persistente.
- Acumulación de toxinas (uremia).
- Aumento del riesgo cardiovascular.
- Retención de líquidos con edema pulmonar o periférico.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante una combinación de pruebas de laboratorio e imagen:
- Análisis de sangre: creatinina y urea elevadas, disminución de la TFG.
- Análisis de orina: presencia de proteínas o sangre.
- Ecografía renal: para evaluar tamaño y estructura del riñón.
- Biopsia renal: en casos seleccionados para determinar la causa del daño.
Tratamiento
No existe cura definitiva, pero el tratamiento busca frenar la progresión del daño, controlar los síntomas y prevenir complicaciones.
- Control de la presión arterial (con inhibidores de la ECA o ARA II).
- Control estricto de la glucosa en pacientes diabéticos.
- Dieta baja en sal, proteínas y potasio.
- Suplementos de calcio y vitamina D.
- Tratamiento de la anemia con eritropoyetina y hierro.
- Evitar medicamentos nefrotóxicos.
En etapas avanzadas (fase terminal), se requiere terapia de reemplazo renal, que puede incluir:
- Diálisis peritoneal o hemodiálisis, para filtrar la sangre artificialmente.
- Trasplante renal, que es la opción más eficaz a largo plazo.
Pronóstico
El pronóstico depende del control de las enfermedades subyacentes y de la adherencia al tratamiento. Detectar la enfermedad a tiempo y mantener un estilo de vida saludable puede retrasar significativamente su avance.
