Gonorrea: una infección de transmisión sexual que requiere atención inmediata

0
IMG_7573
Spread the love

La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, también conocida como gonococo. Afecta principalmente las membranas mucosas del aparato genital, aunque también puede infectar la garganta, el recto y los ojos. Es una de las infecciones más comunes a nivel mundial y se transmite principalmente por contacto sexual sin protección, ya sea vaginal, anal u oral, con una persona infectada.

Tanto hombres como mujeres pueden contraer gonorrea, pero las consecuencias tienden a ser más graves en las mujeres si no se trata a tiempo. Esta bacteria tiene la capacidad de adaptarse rápidamente a los antibióticos, lo que ha complicado su tratamiento en los últimos años y ha convertido a la gonorrea resistente en un problema de salud pública.

En hombres, los síntomas suelen aparecer entre dos y siete días después del contagio. Los más comunes son ardor al orinar, secreción purulenta de color blanco, amarillo o verde por la uretra, y dolor o hinchazón en los testículos. En mujeres, los síntomas pueden ser leves o pasar desapercibidos, lo que facilita la transmisión. Sin embargo, cuando se presentan, incluyen flujo vaginal anormal, dolor pélvico, sangrado entre periodos menstruales y ardor al orinar.

Si la infección no se trata, en las mujeres puede propagarse al útero y las trompas de Falopio, causando una enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), que puede derivar en infertilidad, embarazo ectópico o dolor pélvico crónico. En los hombres, puede causar epididimitis, una inflamación dolorosa de los conductos que transportan el semen, y en casos graves, también infertilidad.

Además de las vías genitales, la gonorrea puede afectar otras partes del cuerpo. En las relaciones sexuales orales, puede infectar la garganta, generando dolor o irritación. Si se transmite por vía anal, puede causar proctitis, que se manifiesta con picazón, secreción y molestias rectales. También puede afectar los ojos si las manos contaminadas entran en contacto con ellos, produciendo una conjuntivitis grave.

El diagnóstico se realiza mediante muestras biológicas que pueden incluir exudado uretral, vaginal o faríngeo, además de análisis de orina. Estas muestras se estudian en laboratorio mediante cultivo o pruebas moleculares que detectan directamente el ADN de la bacteria.

El tratamiento actual consiste en la administración de antibióticos, generalmente una combinación de ceftriaxona (inyección) y doxiciclina o azitromicina por vía oral, según las recomendaciones médicas y la posible presencia de otras infecciones, como la clamidia. Es esencial completar el tratamiento y evitar las relaciones sexuales hasta que la infección haya sido completamente erradicada.

También es importante que las parejas sexuales del paciente sean informadas, examinadas y tratadas, incluso si no presentan síntomas, para prevenir reinfecciones. La reinfección es común si no se tratan ambos miembros de la pareja o si se reanuda la actividad sexual sin protección.

La prevención de la gonorrea se basa en el uso correcto y constante del preservativo, tanto en relaciones vaginales como orales y anales. La educación sexual, la detección temprana y los chequeos médicos regulares son fundamentales para controlar la propagación de esta infección.

En mujeres embarazadas, la gonorrea sin tratar puede transmitirse al bebé durante el parto, provocando conjuntivitis neonatal, que puede causar ceguera si no se atiende de inmediato. Por esta razón, los recién nacidos suelen recibir un tratamiento preventivo en los ojos después del nacimiento.

En la actualidad, el mayor desafío frente a la gonorrea es la aparición de cepas resistentes a múltiples antibióticos, lo que ha obligado a revisar los tratamientos y fortalecer las estrategias de vigilancia. Los organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan un uso responsable de los antibióticos y campañas de sensibilización sobre las infecciones de transmisión sexual.

La gonorrea es una enfermedad curable, pero su gravedad radica en las complicaciones que genera cuando se ignora o se automedica. Detectarla a tiempo y acudir al médico ante cualquier síntoma son las claves para evitar consecuencias permanentes. Mantener prácticas sexuales seguras, usar protección y realizarse pruebas periódicas son las medidas más eficaces para preservar la salud sexual y prevenir esta infección.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *