Enfermedad de Paget ósea: definición, causas, síntomas y tratamiento

La enfermedad de Paget ósea, también conocida como osteítis deformante, es un trastorno crónico del metabolismo óseo que se caracteriza por una remodelación ósea anormal y desorganizada. En condiciones normales, el hueso se renueva constantemente a través de un equilibrio entre la resorción ósea (destrucción del hueso viejo por los osteoclastos) y la formación ósea (creación de hueso nuevo por los osteoblastos). En esta enfermedad, ese proceso se vuelve descontrolado: los osteoclastos actúan de forma excesiva, provocando una degradación rápida y anormal, y los osteoblastos intentan compensarlo formando nuevo hueso de manera desorganizada y estructuralmente débil. Esto da lugar a huesos agrandados, deformados, frágiles y propensos a fracturas.
Epidemiología
Es una enfermedad más común en personas mayores de 50 años y tiene mayor incidencia en hombres que en mujeres. La prevalencia es más alta en países como Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y algunos lugares de Europa, aunque también se presenta en América. Muchas veces es asintomática y se diagnostica de manera incidental al realizar radiografías o análisis por otras razones médicas.
Causas y factores de riesgo
La causa exacta sigue sin conocerse, pero se han identificado varios factores que pueden contribuir a su desarrollo:
- Factores genéticos: en alrededor del 15-30% de los casos existe historia familiar, lo que sugiere un componente hereditario. Se han asociado mutaciones en el gen SQSTM1.
- Factores virales: algunos estudios sugieren que infecciones virales latentes en los osteoclastos podrían desencadenar el proceso, aunque no está confirmado.
- Edad avanzada: el riesgo aumenta significativamente después de los 50 años.
- Origen geográfico: es más frecuente en personas de ascendencia europea.
Huesos más afectados
Aunque puede afectar a cualquier hueso, los más comúnmente involucrados son:
- Pelvis
- Fémur
- Tibia
- Vértebras
- Cráneo
- Húmero
Signos y síntomas
La enfermedad de Paget ósea puede ser asintomática durante mucho tiempo. Cuando aparecen síntomas, suelen estar relacionados con la localización y la extensión del proceso:
- Dolor óseo persistente, a menudo profundo y sordo.
- Deformidades visibles como curvaturas en piernas (tibia o fémur) o aumento del tamaño del cráneo.
- Fracturas patológicas por debilidad estructural del hueso.
- Aumento del tamaño del cráneo, que puede causar dolor de cabeza o pérdida de audición por compresión nerviosa.
- Artrosis secundaria en articulaciones cercanas debido a la alteración biomecánica.
- Compresiones neurológicas si la enfermedad afecta a la columna vertebral.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en una combinación de hallazgos clínicos, radiológicos y de laboratorio:
- Radiografías: muestran áreas de destrucción ósea mezcladas con zonas de formación excesiva, lo que da un aspecto característico de “mosaico”.
- Gammagrafía ósea: útil para determinar la extensión de la enfermedad.
- Análisis de laboratorio: niveles elevados de fosfatasa alcalina sérica reflejan actividad osteoblástica aumentada; el calcio y el fósforo suelen ser normales.
Tratamiento
El tratamiento depende de los síntomas y la extensión de la enfermedad. No existe cura, pero se pueden controlar los síntomas y ralentizar la progresión.
- Bifosfonatos: son el tratamiento de primera línea. Inhiben la actividad de los osteoclastos, reduciendo la resorción ósea. Ejemplos: alendronato, risedronato o ácido zoledrónico.
- Calcitonina: menos utilizada hoy en día, también reduce la actividad osteoclástica.
- Analgésicos y antiinflamatorios: para controlar el dolor.
- Cirugía ortopédica: necesaria en casos de fracturas graves, deformidades severas o artrosis avanzada que requiera reemplazo articular.
Complicaciones
Si no se trata adecuadamente, la enfermedad puede dar lugar a complicaciones importantes:
- Fracturas frecuentes por fragilidad ósea.
- Deformidades permanentes que afectan la movilidad.
- Compresión nerviosa que puede causar dolor, debilidad o pérdida de audición.
- Insuficiencia cardíaca de alto gasto en casos graves debido al aumento del flujo sanguíneo en el hueso afectado.
- Transformación maligna (rara): en menos del 1% de los casos puede evolucionar a osteosarcoma.
Pronóstico
El pronóstico es generalmente bueno con un diagnóstico temprano y tratamiento adecuado. Muchas personas llevan una vida normal con seguimiento médico regular. El control de los niveles de fosfatasa alcalina permite monitorear la actividad de la enfermedad y ajustar el tratamiento según sea necesario.