Hepatitis B: Infección viral del hígado

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La hepatitis B es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la hepatitis B (VHB), un virus ADN perteneciente a la familia Hepadnaviridae que afecta principalmente al hígado y provoca una inflamación que puede variar desde un cuadro leve y autolimitado hasta una enfermedad crónica grave. Es una de las formas más comunes y peligrosas de hepatitis viral en el mundo, responsable de millones de infecciones cada año y una causa importante de cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular.

Transmisión

El VHB se transmite a través del contacto con sangre u otros fluidos corporales infectados. Las principales vías de transmisión incluyen:

  • Transmisión perinatal: de madre a hijo durante el parto.
  • Transmisión sexual: por relaciones sexuales sin protección con una persona infectada.
  • Exposición parenteral: al compartir agujas, jeringas u objetos cortopunzantes.
  • Transfusiones sanguíneas o procedimientos médicos sin medidas adecuadas de esterilización.

El virus puede sobrevivir fuera del organismo hasta 7 días, manteniendo su capacidad de infectar.

Fisiopatología

El VHB infecta los hepatocitos (células del hígado) y utiliza sus mecanismos celulares para replicarse. La mayoría del daño hepático no se debe al virus directamente, sino a la respuesta inmunitaria del huésped, que al destruir las células infectadas provoca inflamación y necrosis hepática.

En algunos casos, la infección se resuelve espontáneamente, pero si el sistema inmunológico no logra eliminar el virus, la enfermedad puede volverse crónica.

Manifestaciones clínicas

La infección puede presentarse en dos formas principales:

  • Hepatitis aguda: ocurre poco después de la exposición al virus. Muchos casos son asintomáticos, pero pueden presentarse:
    • Fatiga, fiebre y malestar general
    • Náuseas, vómitos y pérdida del apetito
    • Ictericia (coloración amarilla de piel y ojos)
    • Dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen
    • Orina oscura y heces pálidas
  • Hepatitis crónica: cuando la infección persiste por más de 6 meses. Puede permanecer asintomática durante años y progresar lentamente hacia:
    • Cirrosis hepática
    • Carcinoma hepatocelular (cáncer de hígado)
    • Insuficiencia hepática terminal

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en pruebas serológicas y de función hepática:

  • HBsAg (antígeno de superficie): indica infección activa.
  • Anti-HBs: indica inmunidad (por infección pasada o vacunación).
  • Anti-HBc IgM/IgG: indica infección reciente o pasada.
  • ADN del VHB: evalúa la carga viral.
  • Pruebas de función hepática (ALT, AST) detectan daño hepático.

Tratamiento

  • Hepatitis aguda: suele resolverse sola, con tratamiento sintomático y reposo.
  • Hepatitis crónica: requiere antivirales para suprimir la replicación viral y reducir el riesgo de daño hepático. Los medicamentos más utilizados son:
    • Tenofovir
    • Entecavir
    • Peginterferón alfa-2a
      El tratamiento busca evitar la progresión a cirrosis y cáncer hepático, aunque en muchos casos no logra eliminar completamente el virus.

Prevención

La vacunación es la medida preventiva más eficaz. La vacuna contra la hepatitis B es segura, altamente efectiva y se administra en 3 dosis.

Otras medidas incluyen:

  • Uso de preservativo en relaciones sexuales.
  • No compartir objetos personales (rasuradoras, cepillos de dientes).
  • Uso de material estéril en procedimientos médicos o tatuajes.
  • Cribado de sangre y productos sanguíneos.

Pronóstico

La mayoría de los adultos infectados se recuperan completamente, pero en recién nacidos y niños pequeños el riesgo de cronicidad es mucho mayor (hasta el 90% en neonatos). En casos crónicos, el pronóstico depende del grado de daño hepático y de la respuesta al tratamiento antiviral.

En conclusión, la hepatitis B es una enfermedad prevenible pero potencialmente mortal. La vacunación universal, el diagnóstico temprano y el manejo adecuado son esenciales para reducir su impacto y prevenir complicaciones graves como la cirrosis y el cáncer de hígado.

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