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La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad reumática crónica, inflamatoria y de origen autoinmunitario que afecta principalmente a la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas. Con el tiempo, la inflamación provoca dolor, rigidez y, en casos avanzados, fusión de las vértebras, lo que reduce la movilidad de la columna. Pertenece al grupo de las espondiloartritis.

Causas y factores de riesgo

  • Genética: fuerte asociación con el antígeno HLA-B27.
  • Autoinmunidad: activación anómala del sistema inmune que ataca estructuras propias.
  • Factores ambientales: infecciones intestinales o urinarias previas pueden actuar como desencadenantes.
  • Edad y sexo: suele aparecer en jóvenes de 15 a 35 años, más frecuente en hombres.

Manifestaciones clínicas

  • Dolor lumbar inflamatorio: mejora con la actividad física y empeora con el reposo, especialmente de noche.
  • Rigidez matutina: sensación de columna rígida al despertar.
  • Limitación de movilidad: con el tiempo, la columna puede adoptar una postura encorvada.
  • Dolor en glúteos: debido a la afectación de las articulaciones sacroilíacas.
  • Manifestaciones extraarticulares:
    • Uveítis anterior (inflamación ocular dolorosa con fotofobia).
    • Compromiso cardiovascular (aortitis, insuficiencia aórtica).
    • Fibrosis pulmonar en casos avanzados.
    • Mayor riesgo de osteoporosis y fracturas vertebrales.

Diagnóstico

  • Clínico: dolor lumbar inflamatorio crónico >3 meses, limitación de movilidad.
  • Pruebas de laboratorio: puede haber elevación de VSG y PCR; HLA-B27 positivo en la mayoría de los pacientes.
  • Imágenes:
    • Radiografía: sacroileítis bilateral.
    • RMN: útil para detectar inflamación temprana.

Tratamiento

El objetivo es reducir la inflamación, controlar el dolor y mantener la movilidad:

  • Fármacos:
    • AINEs (ibuprofeno, naproxeno, indometacina) son la primera línea.
    • Fármacos biológicos anti-TNF (adalimumab, infliximab, etanercept) o inhibidores de IL-17 (secukinumab) en casos graves.
    • Sulfasalazina, en caso de artritis periférica.
  • Rehabilitación y fisioterapia: ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y posturales.
  • Hábitos de vida: mantener actividad física regular, evitar el tabaquismo, cuidar la postura.
  • Cirugía: en casos de deformidad severa o reemplazo articular.

Pronóstico

La evolución es variable:

  • Muchos pacientes mantienen una buena calidad de vida con tratamiento adecuado.
  • Sin control, puede producirse anquilosis completa de la columna (rigidez total) y complicaciones sistémicas.
  • El diagnóstico y tratamiento tempranos mejoran la movilidad y reducen el riesgo de discapacidad.

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