Polimialgia reumática
                La polimialgia reumática es un trastorno inflamatorio de causa desconocida que afecta principalmente a personas mayores de 50 años. Se caracteriza por dolor y rigidez en los músculos de la región de los hombros, el cuello y la cadera, siendo más intensa en las mañanas o después de periodos de inactividad. Aunque no es una enfermedad mortal, impacta de manera importante en la calidad de vida, ya que limita los movimientos y genera un cansancio generalizado que puede confundirse con otras afecciones.
La causa exacta no se conoce, pero se cree que intervienen factores genéticos y ambientales. Existen estudios que señalan la posibilidad de que ciertas infecciones activen el sistema inmunitario de manera anómala en personas predispuestas, lo que desencadena la inflamación. El hecho de que la enfermedad sea más frecuente en personas de ascendencia europea y escandinava refuerza la idea de un componente hereditario.
Clínicamente, la polimialgia reumática se presenta con dolor bilateral en la cintura escapular y pelviana, rigidez matutina que dura más de 45 minutos, fatiga, fiebre baja y pérdida de peso involuntaria. Algunos pacientes también desarrollan depresión o ansiedad debido a la disminución de su movilidad y a la naturaleza crónica de los síntomas. En ocasiones, los pacientes tienen inflamación articular leve, pero lo característico es que el dolor no se localiza en las articulaciones sino en los músculos y tejidos blandos cercanos.
Un aspecto importante de esta enfermedad es su asociación con la arteritis de células gigantes, también llamada arteritis temporal. Hasta un 15% de los pacientes con polimialgia reumática pueden desarrollarla, y esta condición es peligrosa porque causa inflamación de las arterias craneales, lo que puede llevar a pérdida súbita de la visión, dolores de cabeza intensos y complicaciones neurológicas. Por esta razón, cuando un paciente con polimialgia presenta síntomas como dolor en la sien, alteraciones visuales o dolor al masticar, se considera una urgencia médica.
El diagnóstico se basa en la clínica, ya que no existe una prueba específica que confirme la polimialgia reumática. Los médicos recurren a exámenes de laboratorio como la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva (PCR), que suelen encontrarse elevadas en esta enfermedad y reflejan inflamación sistémica. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se hace descartando otras enfermedades que pueden simular síntomas similares, como artritis reumatoide de inicio tardío, fibromialgia, miositis, hipotiroidismo o incluso ciertos cánceres.
El tratamiento de elección son los glucocorticoides en dosis bajas a moderadas, siendo la prednisona la más utilizada. Lo característico es que la respuesta al tratamiento suele ser rápida y notable: en cuestión de 24 a 72 horas, la mayoría de los pacientes reporta una disminución significativa del dolor y una mejora en la rigidez. Esta respuesta tan marcada ayuda a confirmar el diagnóstico. Sin embargo, la terapia debe mantenerse durante meses o incluso años, ya que la enfermedad puede recaer si se suspenden los fármacos bruscamente.
El seguimiento médico es esencial porque el uso prolongado de corticoides conlleva efectos secundarios como osteoporosis, hipertensión, diabetes, aumento de peso, cataratas e infecciones. Por ello, se recomienda el uso de calcio, vitamina D y, en algunos casos, medicamentos para proteger los huesos como los bifosfonatos. Además, se aconseja un control estricto de los factores de riesgo cardiovascular y un estilo de vida saludable con ejercicio suave y dieta equilibrada.
El pronóstico suele ser favorable, ya que la mayoría de los pacientes logra controlar los síntomas y recuperar una vida funcional con el tratamiento adecuado. Sin embargo, se requiere paciencia, ya que las recaídas son frecuentes y el proceso de disminución de los corticoides debe hacerse lentamente y bajo supervisión médica. En algunos casos se utilizan medicamentos inmunomoduladores como el metotrexato, sobre todo cuando las recaídas son repetitivas o los efectos secundarios de los corticoides son muy graves.
La polimialgia reumática no solo es una enfermedad de dolor físico, también implica un reto emocional y social. Muchos pacientes deben adaptarse a una nueva rutina, depender de ayuda en las tareas cotidianas durante los brotes y enfrentar la incertidumbre de los periodos de recaída. La educación del paciente y de su familia es fundamental, ya que entender la naturaleza de la enfermedad ayuda a mejorar la adherencia al tratamiento y a detectar a tiempo complicaciones graves como la arteritis de células gigantes.
En resumen, la polimialgia reumática es un trastorno inflamatorio de causa desconocida, típico de adultos mayores, que se manifiesta con dolor y rigidez en los hombros y caderas, asociado a una marcada respuesta a los glucocorticoides. Aunque el pronóstico es generalmente bueno, requiere vigilancia médica constante, manejo cuidadoso de la medicación y un acompañamiento integral que considere tanto los aspectos físicos como los emocionales de la persona afectada.
