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La hipertensión pulmonar (HP) es una condición médica caracterizada por el aumento anormal de la presión en las arterias pulmonares, los vasos sanguíneos que llevan la sangre desde el corazón hacia los pulmones. Este aumento de presión obliga al corazón, especialmente al ventrículo derecho, a trabajar con mayor esfuerzo para bombear la sangre, lo que con el tiempo puede provocar insuficiencia cardíaca.

Causas

La hipertensión pulmonar puede originarse por distintas razones, y por ello se clasifica en cinco grandes grupos:

  1. Hipertensión arterial pulmonar (HAP): asociada a enfermedades genéticas, autoinmunes, drogas o idiopática (sin causa conocida).
  2. HP por enfermedad del corazón izquierdo: como insuficiencia cardíaca o valvulopatías.
  3. HP por enfermedad pulmonar o hipoxia crónica: como EPOC, fibrosis pulmonar o apnea del sueño.
  4. HP por tromboembolismo pulmonar crónico: presencia de coágulos que bloquean las arterias pulmonares.
  5. HP por causas multifactoriales o poco claras.

Manifestaciones clínicas

Los síntomas suelen aparecer de manera progresiva y son poco específicos, lo que retrasa el diagnóstico:

  • Dificultad para respirar (disnea) al esfuerzo.
  • Fatiga y debilidad.
  • Mareos o desmayos.
  • Dolor en el pecho.
  • Hinchazón en tobillos, piernas o abdomen (edema).
  • Palpitaciones.

Diagnóstico

  • Ecocardiograma: primera prueba de sospecha.
  • Cateterismo cardíaco derecho: confirma el diagnóstico y mide la presión arterial pulmonar.
  • Pruebas de función pulmonar y estudios de imagen: para buscar la causa subyacente.

Tratamiento

El manejo depende del tipo y la gravedad:

  • Medicamentos específicos para la HAP: prostaciclinas, antagonistas de los receptores de endotelina, inhibidores de la fosfodiesterasa-5, estimuladores de guanilato ciclasa.
  • Oxigenoterapia en pacientes con hipoxia.
  • Anticoagulantes si existe tromboembolismo.
  • Diuréticos para controlar la sobrecarga de líquidos.
  • Trasplante de pulmón o cardiopulmonar en casos graves y refractarios.

Pronóstico

La hipertensión pulmonar es una enfermedad crónica y progresiva. Sin tratamiento, la expectativa de vida se reduce significativamente; sin embargo, con los avances en terapias específicas, muchos pacientes logran mejorar su calidad de vida y prolongar su supervivencia.

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