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La glomerulonefritis es un conjunto de enfermedades que afectan a los glomérulos, estructuras microscópicas de los riñones encargadas de filtrar la sangre y eliminar los desechos a través de la orina. Cuando estos glomérulos se inflaman o dañan, el proceso de filtración se altera, provocando la presencia de proteínas, sangre y otros elementos en la orina. La glomerulonefritis puede ser aguda (de inicio repentino) o crónica (progresiva y de larga duración).

Causas

La glomerulonefritis puede originarse por múltiples factores:

  • Infecciones:
    • Postinfecciosa, tras infecciones por estreptococo en garganta o piel.
    • Relacionada con endocarditis bacteriana o infecciones virales.
  • Trastornos autoinmunes:
    • Lupus eritematoso sistémico.
    • Vasculitis.
    • Síndrome de Goodpasture.
  • Enfermedades metabólicas o hereditarias:
    • Nefropatía por IgA (enfermedad de Berger).
    • Síndrome de Alport.
  • Otras causas:
    • Hipertensión arterial crónica.
    • Diabetes mellitus.

Manifestaciones clínicas

Los síntomas pueden variar según la gravedad y el tipo de glomerulonefritis, pero los más comunes incluyen:

  • Hematuria: orina de color rojo, marrón o con aspecto de “coca-cola” por la presencia de sangre.
  • Proteinuria: exceso de proteínas en la orina, que puede causar espuma.
  • Edema: hinchazón en cara, manos, abdomen o piernas.
  • Hipertensión arterial.
  • Disminución del volumen urinario.
  • En casos graves: insuficiencia renal aguda o crónica.

Clasificación

  1. Glomerulonefritis aguda:
    • Aparece de manera súbita, a menudo después de una infección.
    • Puede resolverse con tratamiento, aunque en algunos casos evoluciona hacia la crónica.
  2. Glomerulonefritis crónica:
    • Se desarrolla lentamente, a veces sin síntomas iniciales.
    • Produce daño renal progresivo e irreversible que puede llevar a enfermedad renal terminal.

Diagnóstico

Para confirmar la enfermedad se emplean varias pruebas:

  • Examen de orina: detecta proteínas y sangre.
  • Análisis de sangre: mide creatinina y urea, indicadores de función renal.
  • Ecografía renal: evalúa tamaño y estructura del riñón.
  • Biopsia renal: proporciona el diagnóstico definitivo al analizar tejido renal bajo el microscopio.

Tratamiento

El abordaje depende de la causa y la gravedad:

  • Infecciosa: antibióticos cuando hay bacterias implicadas.
  • Autoinmune o inflamatoria: corticoides, inmunosupresores y terapia dirigida.
  • Control de síntomas:
    • Medicamentos antihipertensivos (como IECA o ARA-II).
    • Diuréticos para reducir la retención de líquidos.
    • Dieta baja en sal y proteínas, según el estado renal.
  • En casos avanzados: diálisis o trasplante renal.

Pronóstico

  • La glomerulonefritis aguda puede resolverse con un tratamiento adecuado.
  • La forma crónica suele empeorar con el tiempo y puede culminar en insuficiencia renal terminal.
  • El pronóstico mejora con diagnóstico temprano y manejo integral de las causas subyacentes.

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