Mieloma múltiple: causas, síntomas y tratamiento

El mieloma múltiple es un tipo de cáncer que se origina en las células plasmáticas de la médula ósea. Estas células forman parte del sistema inmunitario y su función principal es producir anticuerpos para combatir infecciones. En el mieloma múltiple, las células plasmáticas se vuelven anormales, se multiplican sin control y producen proteínas defectuosas llamadas proteínas M o paraproteínas, que no protegen contra enfermedades y pueden dañar distintos órganos.
La causa exacta del mieloma múltiple no se conoce, pero se han identificado factores de riesgo como la edad (afecta principalmente a personas mayores de 60 años), el sexo masculino, antecedentes familiares de la enfermedad, la exposición prolongada a ciertos productos químicos, radiación y algunas condiciones preexistentes como la gammapatía monoclonal de significado incierto (GMSI), que puede evolucionar hacia mieloma múltiple en algunos casos.
Los síntomas varían según el grado de avance de la enfermedad. Los más frecuentes se resumen con el acrónimo CRAB, que indica:
- Calcio elevado en la sangre (hipercalcemia), que provoca náuseas, sed excesiva, confusión y estreñimiento.
- Renales: daño en los riñones debido a la acumulación de proteínas anormales.
- Anemia: disminución de glóbulos rojos, que causa cansancio, debilidad y palidez.
- Bone (huesos): dolor óseo, fracturas y lesiones en huesos debido a la destrucción del tejido óseo.
Otros signos pueden incluir infecciones frecuentes por el debilitamiento del sistema inmune, pérdida de peso sin causa aparente y sensación de hormigueo o debilidad si hay compresión nerviosa por lesiones óseas.
El diagnóstico se basa en una combinación de estudios: análisis de sangre para detectar proteínas M, pruebas de orina para identificar proteínas de Bence Jones, biopsia de médula ósea para evaluar la cantidad de células plasmáticas anormales y estudios de imagen como radiografías, resonancia magnética o tomografía para ver daños óseos.
El mieloma múltiple no tiene cura definitiva, pero existen tratamientos que permiten controlar la enfermedad y mejorar la calidad y esperanza de vida. Entre ellos están los medicamentos inmunomoduladores (como lenalidomida), inhibidores del proteasoma (como bortezomib), anticuerpos monoclonales, quimioterapia, radioterapia en casos localizados, y en pacientes seleccionados, el trasplante autólogo de médula ósea.
El tratamiento también incluye medidas de apoyo, como medicamentos para fortalecer los huesos (bifosfonatos), analgésicos para el dolor, hidratación y control de infecciones. El seguimiento médico constante es esencial para ajustar la terapia según la respuesta del paciente y la aparición de complicaciones.
Con los avances en medicina, muchas personas con mieloma múltiple viven durante años con una buena calidad de vida, gracias a terapias más específicas y menos agresivas que en el pasado. La detección temprana y el tratamiento individualizado marcan una gran diferencia en el pronóstico.