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Una enfermedad autoinmune que afecta la vista y la médula espinal

La neuromielitis óptica (NMO), también conocida como trastorno del espectro de la neuromielitis óptica (NMOSD), es una enfermedad autoinmune del sistema nervioso central que principalmente afecta los nervios ópticos y la médula espinal. Fue considerada durante muchos años una variante de la esclerosis múltiple, pero hoy se reconoce como un trastorno diferente, con sus propios criterios diagnósticos y tratamientos.

¿Qué causa la NMO?

En la mayoría de los casos, la enfermedad está causada por anticuerpos anormales que atacan a una proteína llamada acuaporina 4 (AQP4), presente en las células que recubren los vasos sanguíneos del cerebro y la médula espinal. Estos anticuerpos provocan inflamación y daño en la mielina, la sustancia que recubre y protege las fibras nerviosas. Algunas personas con NMO tienen anticuerpos diferentes, llamados MOG-IgG, que también producen síntomas similares.

Principales síntomas

Los síntomas suelen comenzar de forma repentina y con brotes intensos que pueden dejar secuelas. Los más comunes son:

  • Neuritis óptica: inflamación del nervio óptico, que causa dolor ocular y pérdida de visión, en uno o ambos ojos.
  • Mielitis transversa: inflamación de la médula espinal, con debilidad muscular, entumecimiento, pérdida del control de esfínteres y parálisis parcial o total.
  • Náuseas, vómitos y hipo persistente, cuando hay afectación del área postrema en el cerebro.

Los brotes pueden ser graves desde el inicio, y muchas veces la recuperación es parcial, dejando discapacidades neurológicas acumulativas.

¿A quién afecta?

La NMO es más frecuente en:

  • Mujeres, en una proporción de 9 a 1.
  • Personas entre los 30 y 50 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
  • Algunas etnias tienen mayor predisposición, como asiáticos, afrodescendientes y latinoamericanos.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en:

  1. Evaluación clínica de los síntomas.
  2. Imagen por resonancia magnética (IRM) del cerebro, nervios ópticos y médula espinal.
  3. Pruebas de sangre para detectar anticuerpos anti-AQP4 o anti-MOG.
  4. Análisis de líquido cefalorraquídeo, en algunos casos.

Es crucial diferenciarla de otras enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, ya que el tratamiento es distinto.

Tratamiento

No existe cura, pero sí tratamientos para controlar los brotes y prevenir recaídas. Las opciones incluyen:

  • Corticoides intravenosos (metilprednisolona) para tratar los ataques agudos.
  • Plasmaféresis, si los esteroides no funcionan.
  • Terapias inmunosupresoras de mantenimiento, como:
    • Rituximab
    • Eculizumab
    • Satralizumab
    • Inebilizumab
    • Azatioprina o micofenolato, en casos seleccionados

El objetivo es prevenir nuevos ataques, ya que cada recaída puede causar daño permanente.

Pronóstico

La evolución varía según la persona. Algunos pacientes tienen pocos brotes en su vida, mientras que otros sufren recaídas frecuentes. Un tratamiento temprano y adecuado puede reducir el riesgo de discapacidad.

Consideraciones importantes

  • El diagnóstico y tratamiento oportuno es fundamental para proteger la visión y la función motora.
  • La NMO no es contagiosa ni hereditaria en la mayoría de los casos.
  • El apoyo psicológico y social es clave, ya que la enfermedad puede tener gran impacto en la calidad de vida.

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