Migraña crónica

La migraña crónica es un trastorno neurológico debilitante caracterizado por dolores de cabeza frecuentes y de intensidad moderada a severa, que pueden interferir significativamente en la vida diaria. Se considera “crónica” cuando la persona presenta dolor de cabeza durante 15 o más días al mes por un período de al menos tres meses, y al menos ocho de esos días presentan características típicas de migraña.
A diferencia de la migraña episódica, la forma crónica no solo es más frecuente, sino también más difícil de tratar. Muchas veces está asociada con un uso excesivo de analgésicos, ansiedad, depresión, trastornos del sueño y otros factores que agravan el cuadro clínico.
Los síntomas principales de la migraña incluyen dolor pulsátil, generalmente en un lado de la cabeza, sensibilidad a la luz (fotofobia), al sonido (fonofobia), náuseas, vómitos y, en algunos casos, alteraciones visuales llamadas aura. Estos síntomas pueden durar desde algunas horas hasta varios días.
Las causas exactas de la migraña no se conocen del todo, pero se cree que se deben a una combinación de factores genéticos, hormonales, vasculares y neurológicos. Entre los desencadenantes más comunes se encuentran el estrés, la falta de sueño, cambios hormonales, ciertos alimentos, la cafeína, el alcohol, luces brillantes, ruidos fuertes y ayunos prolongados.
El diagnóstico es clínico y lo realiza un médico, generalmente un neurólogo, basándose en el historial del paciente, la frecuencia de los síntomas y la exclusión de otras posibles causas de dolor de cabeza mediante estudios complementarios si es necesario.
El tratamiento de la migraña crónica se divide en dos tipos:
- Tratamiento agudo, que busca aliviar el dolor durante una crisis. Incluye analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, triptanes y medicamentos específicos para náuseas.
- Tratamiento preventivo, que tiene como objetivo reducir la frecuencia e intensidad de los episodios. Incluye medicamentos como antidepresivos, anticonvulsivos, betabloqueadores, toxina botulínica (Botox) y anticuerpos monoclonales dirigidos contra el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP), que han sido una innovación reciente.
Además del tratamiento farmacológico, es clave realizar cambios en el estilo de vida. Llevar un diario de migrañas ayuda a identificar y evitar desencadenantes. Dormir bien, mantener una rutina regular, hacer ejercicio moderado, hidratarse y reducir el estrés también puede mejorar significativamente la calidad de vida.
La migraña crónica puede tener un impacto profundo en el bienestar emocional, las relaciones personales y la productividad laboral. Por ello, el acompañamiento psicológico, el apoyo social y la educación sobre la enfermedad son tan importantes como los medicamentos.
Aunque no existe una cura definitiva, con un enfoque integral, muchas personas logran reducir los episodios y recuperar una vida más funcional. La concienciación sobre esta condición es esencial para disminuir el estigma y fomentar una mejor atención médica para quienes la padecen.