Fibrosis Quística: Una Lucha Diaria Desde los Pulmones

La fibrosis quística es una enfermedad genética hereditaria que afecta principalmente los pulmones y el sistema digestivo. Es causada por mutaciones en el gen CFTR, que regula el paso de cloruro y sodio en las células. Cuando este gen no funciona correctamente, las secreciones del cuerpo se vuelven más espesas y pegajosas de lo normal, bloqueando conductos y facilitando infecciones.
Uno de los principales problemas que causa esta enfermedad es la acumulación de moco espeso en los pulmones. Este ambiente es ideal para el crecimiento de bacterias, lo que lleva a infecciones respiratorias recurrentes, inflamación crónica y, con el tiempo, daño pulmonar severo. Muchas personas con fibrosis quística necesitan antibióticos frecuentes, terapias respiratorias y, en casos graves, trasplantes de pulmón.
Además del sistema respiratorio, la enfermedad afecta el páncreas, dificultando la digestión y absorción de nutrientes. Esto causa malnutrición, retraso en el crecimiento y problemas intestinales. Muchos pacientes deben tomar enzimas pancreáticas con cada comida para ayudar a digerir los alimentos correctamente.
También puede causar infertilidad en hombres, problemas hepáticos, diabetes relacionada con la fibrosis y dificultades en la vida cotidiana. El diagnóstico se realiza comúnmente al poco tiempo de nacer mediante pruebas de detección neonatal. Si no se diagnostica temprano, los síntomas pueden confundirse con otras afecciones respiratorias o digestivas.
El tratamiento diario requiere constancia: nebulizaciones, fisioterapia respiratoria, medicamentos, suplementos vitamínicos y control médico constante. La carga para las familias y los pacientes es alta, tanto física como emocionalmente.
Sin embargo, los avances en la medicina han mejorado notablemente la calidad y esperanza de vida. La introducción de medicamentos moduladores del gen CFTR, como ivacaftor o elexacaftor, ha cambiado el pronóstico para muchas personas. Estos tratamientos no curan, pero corrigen parcialmente el defecto genético subyacente, mejorando la función pulmonar y reduciendo las exacerbaciones.
La esperanza de vida para quienes viven con esta enfermedad ha aumentado significativamente. Aunque antes apenas llegaban a la adolescencia, hoy muchos pacientes viven hasta la edad adulta y desarrollan una vida relativamente normal si el diagnóstico y tratamiento son adecuados.
Aún así, la fibrosis quística sigue siendo una enfermedad sin cura. La investigación científica y el apoyo a las familias afectadas son fundamentales. Asociaciones de pacientes trabajan constantemente por la visibilidad de esta condición, la inversión en terapias innovadoras y el acceso equitativo a los medicamentos más modernos.
Con empatía, conciencia social y apoyo institucional, el futuro de quienes viven con fibrosis quística puede ser más prometedor. Entender su día a día es el primer paso para construir una sociedad más inclusiva y solidaria con esta realidad médica.